martes, 26 de mayo de 2009

IMPORTANTE!!!

POR: PROFESOR JAIME EDUARDO DUQUE

BUENAS NOCHES PARA TODOS
CREO QUE EL DÍA DE HOY DIMOS PROBABLEMENTE EL PASO MÁS IMPORTANTE EN ESTA FASE DE DESARROLLO DE LOS PROYECTOS QUE HEMOS ESTADO ESTUDIANDO JUNTOS ESTE SEMESTRE.
TENEMOS LAS IDEAS GENERALES DEL PROYECTO CLARAS.
HEMOS LOGRADO APROXIMARNOS A UNA INTERESANTE FASE DE DESARROLLO ARQUITECTÓNICO DEL PROYECTO A TRAVÉS DE LOS PLANOS Y LA MAQUETA.
FUNDAMENTALMENTE, TENEMOS PROYECTO Y SÓLO NOS RESTA TERMINAR DE DESARROLLARLO EN EL POCO TIEMPO QUE TENEMOS.
A CONTINUACIÓN, ALGUNOS COMENTARIOS PARA CADA UNO DE USTEDES CON EL PROPÓSITO QUE ESTUDIEN LOS TEMAS Y EL DÍA JUEVES LLEGUEN CON PROPUESTAS REFRENTE A ELLOS.
ES IMPORTANTE HACERLO.
DEBO FELICITARLOS A TODOS. CREO QUE HAN REALIZADO UN ENORME ESFUERZO QUE HA VALIDO LA PENA.
HAN INICIADO LA CONSTRUCCIÓN DE SU AUTONOMÍA QUE ES TRASCENDENTAL PARA SU CARRERA Y PROYECTO DE VIDA.
ESPERO CONINUAR CONTANDO HASTA EL FINAL DEL SEMESTRE CON EL ESPÍRITU DE COMPROMISO QUE HOY TIENEN.
SÉ QUE ES COMPLEJO TODO ESTO, PERO YA LOS RESULTADOS SE EMPIEZAN A VER EN TODOS.

PARA TODOS: ATENCIÓNY ÉNFASIS ESPECIAL AL TRABAJO GENERAL DE COMPOSICIÓN VOLUMÉTRICA Y ESPACIAL DEL PROYECTO. MÁS EXPLORACIÓN FORMAL. SIN MIEDO. MÁS AVENTURA, MÁS MAGIA POR FAVOR. COMO LAS IMÁGENES QUE LES MOSTRE HACE ALGUNOS DÍAS Y MEJORES QUE ESTAS. USTEDES PUEDEN.
ATENCIÓN A LA COMPOSICIÓN DE LAS FACHADAS/PIELES DE LOS EDIFICIOS.

ES POSIBLE QUE ME FALTEN ALGUNOS COMENTARIOS. LOS DISCUTIREMOS EL DÍA JUEVES EN CLASE. LA IDEA ES QUE TENGAMOS UN VERDADERO TALLER DE ARQUITECTURA.
NECESITO QUE SE ORGANICEN DESDE MUY TEMPRANO PARA TRABAJAR EN CLASE.
ESTA SERÁ LA METODOLOGÍA DEL TALLER HASTA EL FINAL DEL SEMESTRE.
RECUERDEN QUE ESTAMOS EVALUANDO EL DÍA A DÍA CON SU TRABAJO EN CLASE.
EL TALLER DE ARQUITECTURA NO SE REALIZA POR CORRESPONDENCIA. ES FORZOSAMENTE PRESENCIAL.
CORDIALMENTE
JAIME EDUARDO DUQUE
PROFESOR TALLER 4 UNAL.

1. JOHN WILFER RAMÍREZ
ATENCIÓN AL DESARROLLO DEL ESPACIO PÚBLICO. DEBE SER MÁS CLARO Y CATEGÓRICO. AMOBLAMIENTO
ATENCIÓN AL TEMA DE LAS ESCALERAS
ATENCIÓN AL TEMA DE LAS BATERIAS DE SERVICIOS
ATENCIÓN AL SÓTANO O SEMI-SÓTANO. ES NECESARIO INCLUIRLO EN EL PROYECTO.
ACLARAR EL SISTEMA ESTRUCTURAL Y PREDIMENSIONARLO. EJES.
DISEÑO PAISAJÍSTICO GENERAL.
ES IMPORTANTE REVISAR EL ESQUEMA DISCUTIDO EN LAS ÚLTIMAS SESIONES DE ASESORÍA. CREO QUE EL PROYECTO QUEDARÍA MEJOR Y CLARAMENTE SOLUCIONADO SI PENSAMOS EN SUPRIMIR UNO DE LOS VACÍOS INTERIORES DE LA PLAZA PÚBLICA. ME REFIERO AL ESPACIO INTERIOR QUE ESTÁ DIVIDIENDO LA PLAZA PRINCIPAL INTERIOR EN DOS ESPACIOS. RESULTADO DE ESTO: CONFUSIÓN EN LA JERARQUIA DE LA PLAZA-ESPACIO INTERIOR.
DE TODAS MANERAS, SOY RESPETUOSO DE LA PROPUESTA PRESENTADA PERO NO ESTOY DE ACUERDO CON ELLA.
REVISAR LOS ESQUEMAS QUE DESARROLLAMOS EN CLASE.
ATENCIÓN AL AMOBLAMIENTO GENERAL DEL PROYECTO.

2- JULIÁN ALEXANDER MUÑOZ
ATENCIÓN AL DESARROLLO DEL ESPACIO INTERIOR PLANTAS SALAS NIVELES 2-3-4. EXISTEN CONFLICTOS SOBRE ACCESIBILIDAD DEBE SER MÁS CLARO Y CATEGÓRICO Y ESTAR CONECTADO/ASOCIADO AL ESQUEMA GENERAL. NO ES CLARO TENER QUE PASAS A TRAVÉS DE LAS SALAS PARA ACCEDER A OTRAS. AMOBLAMIENTO GENERAL. DEBEN EXISTIR IGUALMENTE ALGUNAS JERARQUÍAS.
ATENCIÓN AL TEMA DE LAS TRAMPAS EN LOS BAÑOS PÚBLICOS
ATENCIÓN AL SÓTANO O SEMI-SÓTANO. ES NECESARIO INCLUIRLO EN EL PROYECTO.
ACLARAR EL SISTEMA ESTRUCTURAL Y PREDIMENSIONARLO. EJES.
DISEÑO PAISAJÍSTICO GENERAL.
ATENCIÓN AL AMOBLAMIENTO GENERAL DEL PROYECTO.

3- DORIAN HINESTROZA
ATENCIÓN AL DESARROLLO DEL ESPACIO PÚBLICO INTERIOR EN LA PLANTA DEL PRIMER NIVEL. SE ENCUENTRA DESORDENADA Y DEBEN EXISTIR JERARQUIAS EN CUANTO A USOS. AMOBLAMIENTO
AMOBLAMIENTO Y ESTUDIO PAISAJÍSTICO PARA LA PLAZOLETA PRINCIPAL EXTERIOR EN EL ACCESO PRINCIPAL.
SUGIERO PENSAR EN LA POSIBILIDAD DE GENERAL ALTURAS DOBLES PARA ESTOS ESPACIOS. SE ENCUENTRAN “COMPRIMIDOS” Y ES NECESARIO DARLES ESCALA. .
EL TEATRO DEBE PENSARSE TÉCNICAMENTE. BUSCAR REFERENTES.
ATENCIÓN A LAS TAQUILLAS Y HALL GENERAL DEL TEATRO
ACLARAR EL SISTEMA ESTRUCTURAL Y PREDIMENSIONARLO. EJES.
ATENCIÓN A LAS BATERIAS DE SERVICIOS PÚBLICOS.
ATENCIÓN AL AMOBLAMIENTO GENERAL DEL PROYECTO.

4. DANIEL BELTRÁN LÓPEZ
ATENCIÓN AL DESARROLLO DEL ESPACIO PÚBLICO. DEBE SER MÁS CLARO Y CATEGÓRICO. AMOBLAMIENTO
ATENCIÓN AL TEMA DE LA RAMPA. DEBE APARECER DIBUJADA CLARAMENTE EN LA PLANTA DEL 1ER NIVEL Y EN LOS DEMÁS. MUY DIFÍCIL LA LECTURA DEL 1ER NIVEL DEL PROYECTO. TEMA: POSIBLEMENTE DIBUJO. ATENCIÓN AL PROTOCOLO DISCUTIDO EN CLASE.
ATENCIÓN AL SÓTANO O SEMI-SÓTANO. ES NECESARIO INCLUIRLO EN EL PROYECTO.
ACLARAR EL SISTEMA ESTRUCTURAL Y PREDIMENSIONARLO. EJES.
DISEÑO PAISAJÍSTICO GENERAL.
ATENCIÓN AL DISEÑO PAISAJÍSTICO DEL PROYECTO Y AMOBLAMIENTO ESPACIOS COMUNES.
ATENCIÓN AL TEMA DE LOS REMATES EN LAS FACHADAS/PIELES DEL PROYECTO.
ATENCIÓN AL AMOBLAMIENTO GENERAL DEL PROYECTO.

5. MARÍA ANTONIA SÁNCHEZ
ATENCIÓN AL DESARROLLO DEL ESPACIO PÚBLICO. DEBE SER MÁS CLARO Y CATEGÓRICO. AMOBLAMIENTO
ATENCIÓN AL TEMA DE LA RAMPA.
ATENCIÓN AL SÓTANO O SEMI-SÓTANO. ES NECESARIO INCLUIRLO EN EL PROYECTO.
ACLARAR EL SISTEMA ESTRUCTURAL Y PREDIMENSIONARLO. EJES.
DISEÑO PAISAJÍSTICO GENERAL.
ATENCIÓN AL DISEÑO PAISAJÍSTICO DEL PROYECTO Y AMOBLAMIENTO ESPACIOS COMUNES.
ATENCIÓN AL TEMA DE LOS REMATES EN LAS FACHADAS/PIELES DEL PROYECTO.
ATENCIÓN AL AISLAMIENTO INTERIOR DEL ESPACIO PÚBLICO
ATENCIÓN AL TEMA DE LOS REMATES EN LAS FACHADAS/PIELES DEL EDIFICIO.
ATENCIÓN AL AMOBLAMIENTO GENERAL DEL PROYECTO.

6. VIVIANA CASTRO.
ATENCIÓN AL DESARROLLO DEL ESPACIO PÚBLICO. DEBE SER MÁS CLARO Y CATEGÓRICO. AMOBLAMIENTO.
ATENCIÓN AL MANEJO DE LA GEOMETRÍA DE LA CURVA DEL VOLÚMENN PRINCIPAL. CREO QUE ES NECESARIO UN EJERCICIO MAYOR DE EXPLORACION COMPOSITIVA.
ATENCIÓN AL TEMA DE LAS CIRCULACIOES Y ÁREAS SERVIDAS. PROPORCIÓN.
EL VOLÚMEN GENERAL ES ALTAMENTE ELEMENTAL Y BÁSICO.
ATENCIÓN AL TEMA DEL PUNTO FIJO DEL 1ER NIVEL.
ATENCIÓN A LOS SERVICIOS PÚBLICOS DEL 1ER NIVEL.
ATENCIÓN AL AMOBLAMIENTO GENERAL DEL PROYECTO.
ATENCIÓN AL ESPACIO/MIRADOR/PLAZA CENTRAL DEL NIVEL SUPERIOR. QUE FUNCIÓN Y PROGRAMA POSEE?
ATENCIÓN AL SÓTANO O SEMI-SÓTANO. ES NECESARIO INCLUIR LA PLACA COMPLETA. NO UNA PARTE DE ELLA.
ACLARAR EL SISTEMA ESTRUCTURAL Y PREDIMENSIONARLO. EJES.
DISEÑO PAISAJÍSTICO GENERAL.
ATENCIÓN AL DISEÑO PAISAJÍSTICO DEL PROYECTO Y AMOBLAMIENTO ESPACIOS COMUNES.
ATENCIÓN AL TEMA DE LOS REMATES EN LAS FACHADAS/PIELES DEL PROYECTO.

7. JUAN FELIPE GALLEGO.
ATENCIÓN AL DESARROLLO DEL ESPACIO PÚBLICO. DEBE SER MÁS CLARO Y CATEGÓRICO. AMOBLAMIENTO.
ATENCIÓN AL TEMA DE LAS CIRCULACIOES Y ÁREAS SERVIDAS. PROPORCIÓN.
ATENCIÓN A LOS SERVICIOS PÚBLICOS DEL 1ER NIVEL.
ATENCIÓN AL AMOBLAMIENTO GENERAL DEL PROYECTO.
ATENCIÓN A LAS BATERÍAS DE SERVICIOS PÚBLICOS.
ATENCIÓN AL SÓTANO O SEMI-SÓTANO. ES NECESARIO INCLUIRLO EN EL PROYECTO
ACLARAR EL SISTEMA ESTRUCTURAL Y PREDIMENSIONARLO. EJES.
DISEÑO PAISAJÍSTICO GENERAL.
ATENCIÓN AL DISEÑO PAISAJÍSTICO DEL PROYECTO Y AMOBLAMIENTO ESPACIOS COMUNES.
ATENCIÓN AL TEMA DE LOS REMATES EN LAS FACHADAS/PIELES DEL PROYECTO.
MÁS EXPLORACIÓN EN EL TEMA DEL PUNTO FIJO.

8. ESTEBAN GARCÉS.
ATENCIÓN AL DESARROLLO DEL ESPACIO PÚBLICO. DEBE SER MÁS CLARO Y CATEGÓRICO. AMOBLAMIENTO.
ATENCIÓN AL TEMA DE LAS CIRCULACIOES Y ÁREAS SERVIDAS. PROPORCIÓN.
EL VOLÚMEN GENERAL ES ALTAMENTE ELEMENTAL Y BÁSICO.
ATENCIÓN AL TEMA DEL PUNTO FIJO
ATENCIÓN A LOS SERVICIOS PÚBLICOS
ATENCIÓN AL AMOBLAMIENTO GENERAL DEL PROYECTO.
ATENCIÓN AL SÓTANO O SEMI-SÓTANO. ES NECESARIO INCLUIRLO EN EL PROYECTO
ACLARAR EL SISTEMA ESTRUCTURAL Y PREDIMENSIONARLO. EJES.
DISEÑO PAISAJÍSTICO GENERAL.
ATENCIÓN AL DISEÑO PAISAJÍSTICO DEL PROYECTO Y AMOBLAMIENTO ESPACIOS COMUNES.
ATENCIÓN AL TEMA DE LOS REMATES EN LAS FACHADAS/PIELES DEL PROYECTO.
ATENCIÓN AL TEMA DE LA PROPORCIÓN ENTRE LOS ESPACIOS SERVIDOS Y LAS CIRCULACIONES.

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marce080201@gmail.com

Planificar las ciudades para los carros??...

POR: FERNELY ALMANZA VALENCIA
Nuestro principal propósito es diseñar ciudades para la gente.


Los carros prometen movilidad, y la proporcionan exitosamente en gran parte de las áreas rurales. Pero en un mundo en urbanización existe un conflicto inherente entre el automóvil y la ciudad. Después de cierto punto, a medida que su número se multiplica, los automóviles no proporcionan movilidad sino inmovilidad. La congestión de tráfico también se cobra un peaje económico directo incrementando los costes en tiempo y gasolina. Y la contaminación atmosférica urbana, a menudo proveniente de los automóviles, se cobra millones de vidas.

Otro coste que sufren las ciudades dedicadas a los carros es de tipo psicológico, una privación del contacto con el mundo natural, el "complejo del asfalto." Existe un cuerpo de evidencia cada vez mayor de que hay una necesidad humana innata de contacto con la naturaleza. Los ecólogos y los psicólogos han recalcado esta necesidad desde hace tiempo. Los ecólogos, liderados por el biólogo E.O. Wilson de la Harvard University, han formulado la "hipótesis de la biofilia," que argumenta que los que están privados de contacto con la naturaleza sufren psicológicamente y que esta privación conduce a una declinación medible del bienestar.

A lo largo de la era moderna, las asignaciones para el transporte del presupuesto nacional en la mayoría de países, se han predispuesto notablemente hacia la construcción y el mantenimiento de carreteras y calles. Crear ciudades más habitables y cumplir los deseos de movilidad de la gente, depende de reasignar los presupuestos para acentuar el desarrollo del transporte público, y de las instalaciones de soporte a las bicicletas o medios de transportes que aporten positivamente a la ciudad.




Las ciudades se planean en base a las necesidades de los carros.




Invertir en ciclo rutas y transporte público permite descongestionar el tráfico urbano.



Las calles peatonales permiten un incremento de la calidad de vida de los ciudadanos.

EL ESPACIO PÚBLICO, EXTERIOR O ABIERTO

POR: MARIA ANTONIA SANCHEZ RAVE

El espacio público se compone en primer lugar de aquello que llamaríamos el espacio profano, del latín pro- delante y fanus - templo, y del espacio sagrado. El primero expresa la urbanidad, se caracteriza por el libre acceso (espacio abierto) y por ser escenario de una intensa actividad social
Si bien, como toda porción del territorio tiene valor ecológico, económico y paisajístico, en este prevalece su valor histórico y cultural, que por estar lleno de memorias, significados y actividades que trascienden el espacio interior, y que lejos de ser entendido como un plano sobre el cual el Estado ejerce su propiedad, debe entenderse como una complejidad de acciones antropo-urbanas que se desarrollan en él.
El espacio sagrado, es aquel que confiere la identidad al territorio como parte de la memoria colectiva, es de acceso permitido y generalmente construido. En él se desarrollan actividades con tendencia a lo pasivo; éste espacio además de los templos, está compuesto por los edificios públicos, los comunitarios, los edificios de valor histórico y cultural y en general, por todas aquellas edificaciones y elementos constitutivos naturales a los cuales la comunidad concede un valor específico.
Ambas espacialidades, la profana y la sagrada, conforman el espacio estructurante de la ciudad, que es por excelencia, el espacio perenne, aquel que a través del tiempo mantiene los hitos y los elementos que identifican la ciudad y su cultura.
Al hablar de identidad se hace alusión a las interconexiones culturales de la ciudad y de sus vínculos con el entorno ciudadano y su tradición histórica. "La identidad de una ciudad consiste en un conjunto de rasgos - no meramente aparentes o formales - que le dan un aire propio, que la identifica y la hacen
reconocer como tal. Obsérvese que "identidad" ya indica, etimológicamente, una "identidad propia" o, si se quiere, la "cualidad de ser uno mismo”La permanencia de los monumentos urbanos expresa la colectividad de la ciudad: "Los monumentos, signos de la voluntad colectiva, expresados a través de los principios de la arquitectura, parecen colocarse como elementos primarios, como puntos fijos de la dinámica urbana".
Como bien lo plantea Mac Harg, 1980, los procesos culturales y naturales son valores sociales: "El valor de los inmuebles y de los terrenos refleja un sistema de valores monetarios; podemos admitir que para todo aquello que no tiene un valor mercantil en el sentido corriente del término, existe sin embargo una escala de valores; el Capitolio tiene mayor valor que cualquier casa de Washington, Independance Hall es más apreciado que una casa chic de Filadelfia, Central Park vale más que ningún otro parque en New York. Lo mismo podemos decir de los valores naturales".
De la misma forma el espacio profano, compuesto fundamentalmente por el "espacio abierto": lugares de memoria que en la ordenación moderna del erritorio deben ser objeto de promoción cultural, plazas, parques, avenidas y calles, que al extenderse por el territorio, varían su configuración y su extensión, conforman ese tejido total que le da coherencia a la ciudad. Existen no obstante, expresiones de lo sagrado que invaden lo profano; así por ejemplo el monumento público, que como una extensión del primero, se ubica en el espacio profano y le da un valor específico, caracterizándolo y por ende haciendo de él parte de la identidad de la ciudad.
Al hablar de monumentos, no se hace referencia únicamente a aquellos elementos que buscan rendir culto a un personaje, o a un hecho determinado; son monumentos, todo tipo de fuentes o de obras de arte localizadas en el espacio profano que logran caracterizarlo en forma tal, que empieza a hacer parte de la espacialidad sagrada.

EL ESPACIO PRIVADO

Por otro lado se ha de entender lo que es el espacio privado, no sólo como aquel sobre el cual ejercen dominio, mediante su propiedad, un grupo o persona determinada, sino como una espacialidad que tiene características diferentes y que esta compuesta en primer lugar del espacio individual, que proporciona la intimidad y cuyo acceso es prohibido (negativo), limitado, como la vivienda bajo su más estrecha acepción: el techo. Bajo ésta nominación se incluyen además todas aquellas espacialidades que tienen un acceso limitado por la propiedad del mismo y nos referimos a lugares de trabajo, oficinas, fábricas y en general todos aquellos espacios sobre los cuales existe un estricto control por parte del interés particular.
En la actualidad, y en la cultura occidental al hablar del espacio privado colectivo se hace referencia a aquellas espacialidades controladas y con funciones que expresan la sociedad de consumo y si bien en ellos prima el interés particular, su existencia esta ligada a la posibilidad de acceso que ellos tengan, a partir del espacio profano, como lugares de servicio a la comunidad
que son su razón de ser. Son expresiones del espacio privado-colectivo todo tipo de establecimientos abiertos al público, llámese lugares de disfrute colectivo, (bares, restaurantes y cines), lugares de ferias y exposiciones, y en general aquellos destinados a la lúdica o a mercadear objetos y actividades de la sociedad de consumo (espacios abiertos).

LAS RELACIONES
Las interacciones entre lo privado y lo público se expresan a través de un sistema de coordenadas que relacionan sus componentes. La relación entre lo sagrado y lo profano expresa el poder político; ejemplos de este tipo se pueden encontrar en aquellas ciudades construidas con el único objetivo de ser las grandes capitales administrativas, tal es el caso de Brasilia, Washington y Chandigarh.
Una estrecha relación entre el espacio privado colectivo y el espacio público profano, expresa la fortaleza del poder económico tal como acontece en ciudades como Las Vegas, Miami, o aquellas otras donde el mercadeo alrededor de espacios privados colectivos se constituye en la esencia
estructurante de ciudad: en ellas la publicidad invade "lo profano", lo caracteriza y le transmite una diferente "identidad". Tal como lo afirma Alvaro Mutis, El Tiempo, Septiembre 28 de 1998, "Hoy hay una enorme confabulación entre el mundo técnico, los medios de comunicación y la publicidad para convertir el mundo en un supermercado. Ya lo hicieron... La publicidad forma parte del sistema establecido en nuestro mundo para convertir todo en valor de dinero".(7)
Cuando las relaciones dominantes ocurren entre el espacio público sagrado y el espacio privado individual, las ciudades se caracterizan por la expresión del poder religioso a través de sus estructuras espaciales, esto se encuentra en ciudades como La Meca, o en general en aquellas ciudades de culto donde lo ceremonial se vuelve dominante.
Hemos de entender entonces que el espacio público se constituye en el espacio estructurante y perenne de la ciudad, y el espacio privado en el espacio estructurado y mutable de la misma. En el primero, el espacio público, se manifiesta el interés común; en el segundo, en el espacio privado, prima el interés particular.
Obviamente que las relaciones entre el espacio privado colectivo y el espacio privado individual, solamente expresan la existencia de un "ghetto", y no de una espacialidad urbana, que solo puede ser entendida a través de la existencia de la espacialidad pública como estructurante de ciudad.
POR: MARIA ANTONIA SANCHEZ RAVE

La descripción de sistemas por medio de
modelos matemáticos es una herramienta
fundamental para el desarrollo de la
ciencia y la tecnología. Por tal razón, los
modelos de ingeniería, y dentro de esta
área los modelos urbanos, cobran vital
importancia en la planeación y la evolución
de nuestros sistemas urbanos (es
decir, ciudades, países, etc.), ya que dichos
sistemas en la actualidad se encuentran
en crisis debido a su desmesurado y
desordenado crecimiento.
El vertiginoso incremento en muchos
de los parámetros (tamaño, cantidad de
población, contaminación, etc.) de nuestras
ciudades actuales implica una torna
de decisiones cada vez más .acertada, y
científicamente realizada, sobre la ubicación
de centros de servicios (centros comerciales,
industriales, estaciones de policía,
hospitales, estaciones de bomberos,
etc.). De igual manera, es imprescindible
realizar un buen diseño de las rutas de los
medios de transporte urbano.
La aplicación de modelos urbanos no
sólo es a nivel global de las ciudades, sino
que también se pueden utilizar, por ejemplo,
para determinar la localización y el
tamaño de los estantes dentro de un supermercado,
la localización y tamaño de
.• Ingeniero de Sistemas. Actualmente profesor de
las cátedras Modelos de Ingeniería II y Teoría de
Sistemas del Departamento de Sistemas, Universidad
del Norte.
las entradas y salidas de un gran centro de
espectáculos, etc.
Elanálisis de sistemas urbanos requiere
conocimientos y métodos de una amplia
gama de disciplinas científicas. Según
A. Catanese (CAT72), algunas de las
ciencias, puras o aplicadas, que se utilizan
para dicho análisis son: matemáticas,
estadísticas y probabilidad, teoría de sistemas,
teoría de decisión, investigación
de operaciones y planeación de conjunto.
El mismo autor expresa que el estudio
de modelos urbanos es de interés en áreas
corno: planeación urbana, ciencias políticas,
sociología, ciencias económicas, geografía,
administración pública, arquitectura,

Ciudadanía y espacio público

por: Felipe Gallego


Jordi Borja
La agorafobia urbana
Aunque a los urbanitas-cívicos nos complazca recordar aquello que "el aire de la ciudad nos hace
libres", la realidad urbana actual más bien nos lleva a citar lo de "malos tiempos para la lírica". Ya no
es original titular el "the hell is in the city" (el infierno está en la ciudad) o "la ville partout, partout en
crise" (la ciudad en todas partes, en todas partes en crisis), como hicieron The Economist y Le Monde
diplomatique hace algunos años. Todos lo hacen. Las prácticas sociales parecen indicar que la salida
es hacerse un refugio, protegerse del aire urbano no sólo porque está contaminado sino porque el
espacio abierto a los vientos es peligroso. En las grandes ciudades se imponen los shopping centers
con "reservado el derecho de admisión" y los ghettos residenciales cuyas calles de acceso han
perdido su carácter público en manos de policías privados.
Hay un temor al espacio público. No es un espacio protector ni protegido. En unos casos no ha sido
pensado para dar seguridad sino para ciertas funciones como circular o estacionar, o es
sencillamente un espacio residual entre edificios y vías. En otros casos ha sido ocupado por las
clases peligrosas de la sociedad: inmigrados, pobres o marginados. Porque la agorafobia es una
enfermedad de clase de la que parecen exentos aquellos que viven la ciudad como una oportunidad
de supervivencia. Aunque muchas veces sean las principales víctimas, no pueden permitirse
prescindir del espacio público.
Nuevamente, como en todos los momentos históricos de cambios sociales y culturales acelerados, se
diagnostica la muerte de la ciudad. Es un tópico recurrente. Unos ponen el acento en la tribalización.
Las hordas están en las puertas de la ciudad (por ejemplo Grands ensembles conflictivos), pero
también en su corazón, en los centros históricos degradados.
Kigali, la capital rwandesa, compartimentada por tribus que se odiaban, no sería un fenómeno
primitivo solamente. También, una prefiguración de pesadilla de nuestro futuro urbano. Un futuro ya
presente en Argel, Estambul o El Cairo, con ejércitos protegiendo los barrios civilizados frente a la
barbarie popular.
Otros, más optimistas, nos dicen que la ciudad moderna es otra ciudad, la que se puede observar en
los límites de la ciudad actual, en sus periferias suburbanas, en sus entradas. La Edge City (USA), o
la exposición "Les entrées de la ville" (París), el auge de las teorías del caos urbano, expresan esta
mitificación de la ciudad desurbanizada o de la urbanización sin ciudad. Entendiendo por ciudad este
producto físico, político y cultural complejo, europeo y mediterráneo, pero también americano y
asiático, que hemos caracterizado en nuestra ideología y en nuestros valores como concentración de
población y de actividad, mixtura social y funcional, capacidad de autogobierno y ámbito de
identificación simbólica y de participación cívica. Ciudad como encuentro, intercambio, ciudad igual a
cultura y comercio. Ciudad de lugares y no simple espacio de flujos.
Si la agorafobia urbana es una enfermedad producida por la degradación o la desaparición de los
lugares públicos integradores y protectores pero también abiertos a todos, la terapéutica y la
alternativa parecen ser la instalación en los flujos y en los nuevos ghettos (residenciales, centros
comerciales, áreas de terciario, de excelencia, etc.). En esta nueva ciudad las infraestructuras de
comunicación no crean centralidades ni lugares fuertes, más bien segmentan o fracturan el territorio y
atomizan las relaciones sociales. Otra manifestación de agorafobia. Pero ¿es inevitable que sea así?
¿Es el fin de la ciudad que hemos conocido históricamente? ¿Son reversibles y reutilizables estos
procesos?
Sobre la muerte de la ciudad y el punto de vista del espacio público
¿Ha muerto la ciudad? ¿Está en crisis? ¿La ciudad de la calle y de la plaza, del espacio público y
cívico, la ciudad abierta, de mezclas y contactos es un residuo del pasado objeto de melancolía de
urbanitas maduros?
Es fácil argumentar que la historia de las ciudades ha vivido cambios por lo menos tan aparatosos
como los actuales. O más. Por ejemplo el tránsito de la ciudad amurallada a los ensanches
modernos. O la ciudad metropolitana, con sus suburbios y su estructura política plurimunicipal,
estimulada por el desarrollo del transporte masivo y del uso del automóvil. Incluso puede aducirse
que estamos simplemente presenciando una nueva fase del crecimiento metropolitano.


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Es inevitable dar la razón a los historiadores cuando critican el simplismo de reducir la historia urbana
a tres grandes etapas o edades, la primera siendo la ciudad concentrada, separada de su entorno, la
segunda la ciudad metropolitana (ciudad más periferia) y la tercera, la actual, la ciudad a repensar en
la globalización.
Sin embargo esta distinción que molesta a los historiadores es útil a los urbanistas. Porque les
estimula a focalizar su atención en las nuevas dinámicas no como una maldición fatal o la expresión
objetiva de la modernidad, sino como un desafío al que se puede responder si por una parte
descubrimos los elementos de continuidad posibles respecto al pasado, si por otra distinguimos lo
necesario de lo excesivo o evitable en los nuevos procesos y si finalmente somos capaces de
proponer nuevos modelos y proyectos que formulen respuestas integradoras.
Creemos que un ángulo interesante para analizar las nuevas dinámicas urbanas y elaborar
respuestas a los desafíos que nos planteamos es el del espacio público y el de la relación entre su
configuración y el ejercicio de la ciudadanía, entendida como el estatuto que permite ejercer un
conjunto de derechos y deberes cívicos, políticos y sociales.
El espacio público nos interesa principalmente por dos razones. En primer lugar porque es donde se
manifiestan muchas veces con más fuerza la crisis de ciudad o de urbanidad. Por lo tanto parece que
sea el punto sensible para actuar si se pretende impulsar políticas de hacer ciudad en la ciudad. Y en
segundo lugar porque las nuevas realidades urbanas, especialmente las que se dan en los márgenes
de la ciudad existente plantean unos retos novedosos al espacio público: la movilidad individual
generalizada, la multiplicación y la especialización de las nuevas centralidades y la fuerza de las
distancias que parecen imponerse a los intentos de dar continuidad formal y simbólica a los espacios
públicos. Estamos convencidos que la dialéctica movilidades-centralidades es una cuestión clave del
urbanismo moderno. Y que la concepción de los espacios públicos es a su vez un factor decisivo,
aunque no sea el único, en el tipo de respuesta que se da a la cuestión anterior.
El espacio público y sus avatares en la modernidad
El espacio público es un concepto jurídico: un espacio sometido a una regulación específica por parte
de la Administración pública, propietaria o que posee la facultad de dominio del suelo y que garantiza
su accesibilidad a todos y fija las condiciones de su utilización y de instalación de actividades. El
espacio público moderno proviene de la separación formal (legal) entre la propiedad privada urbana
(expresada en el catastro y vinculada normalmente al derecho de edificar) y la propiedad pública (o
dominio público por subrogación normativa o por adquisición de derecho mediante cesión) que
normalmente supone reservar este suelo libre de construcciones (excepto equipamientos colectivos y
servicios públicos) y cuyo destino son usos sociales característicos de la vida urbana (esparcimiento,
actos colectivos, movilidad, actividades culturales y a veces comerciales, referentes simbólicos
monumentales, etc.).
El espacio público también tiene una dimensión socio-cultural. Es un lugar de relación y de
identificación, de contacto entre las gentes, de animación urbana, a veces de expresión comunitaria.
La dinámica propia de la ciudad y los comportamientos de sus gentes pueden crear espacios públicos
que jurídicamente no lo son, o que no estaban previstos como tales, abiertos o cerrados, de paso o a
los que hay que ir. Puede ser una fábrica o un depósito abandonados o un espacio intersticial entre
edificaciones. Lo son casi siempre los accesos a estaciones y puntos intermodales de transporte y a
veces reservas de suelo para una obra pública o de protección ecológica. En todos estos casos lo
que defina la naturaleza del espacio público es el uso y no el estatuto jurídico.
El funcionalismo predominante en el urbanismo moderno descalificó pronto el espacio público al
asignarle usos específicos. En unos casos se confundió con la vialidad, en otros se sometió a las
necesidades del orden público. En casos más afortunados se priorizó la monumentalidad, el
embellecimiento urbano. O se vinculó a la actividad comercial y a veces cultural. Y en casos menos
afortunados se utilizó como mecanismo de segregación social, bien para excluir, bien para concentrar
(por medio de la accesibilidad de los precios, de la imagen social, etc.). En ocasiones el juridicismo
burocrático ha llevado a considerar que el espacio público ideal es el que está prácticamente vacío,
donde no se puede hacer nada. O que se lo protege tanto que no es usado por nadie (por ejemplo
cuando con las mejores intenciones se peatonalizan todos los accesos, se prohibe todo tipo de
actividades o servicios comerciales, etc.).
El espacio público supone pues dominio público, uso social colectivo y multifuncionalidad. Se
caracteriza físicamente por su accesibilidad, lo que le hace un factor de centralidad. La calidad del


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espacio público se podrá evaluar sobre todo por la intensidad y la calidad de las relaciones sociales
que facilita, por su fuerza mixturante de grupos y comportamientos y por su capacidad de estimular la
identificación simbólica, la expresión y la integración culturales. Por ello es conveniente que el
espacio público tenga algunas calidades formales como la continuidad del diseño urbano y la facultad
ordenadora del mismo, la generosidad de sus formas, de su imagen y de sus materiales y la
adaptabilidad a usos diversos a través de los tiempos.
El urbanismo contemporáneo, heredero de movimiento moderno, fue reconstructor de ciudades
después de la segunda guerra mundial. Se focalizó en un funcionalismo eficientista, dotado de un
instrumental separador más que integrador (el zoning, los modelos) acentuado por la
compartimentación de las Administraciones públicas y de los cuerpos profesionales (por ejemplo:
transportes/ingenieros sin otras visiones del desarrollo y del funcionamiento urbanos). El resultado ha
sido casi siempre la aplicación de políticas sectoriales en lugar de promover actuaciones que articulen
la diversidad y la complejidad de las demandas urbanas.
Entre las grandes operaciones de vivienda (cada operación destinada a un segmento social
determinado) y la prioridad asignada casi siempre a la vialidad como ordenamiento y como inversión,
el espacio público pasó a ser un elemento residual.
El movimiento moderno en la primera mitad de siglo y las políticas públicas en la segunda mitad han
configurado un urbanismo que se ha confundido con la vivienda y con las obras públicas (vías,
puentes, accesos, etc., es decir, comunicaciones). El hacer ciudad como producto integral e
integrador quedó olvidado y con ello el espacio público. O por lo menos relegado a un rol secundario.
Urbanismo funcionalista y reacciones ciudadanas
El urbanismo funcionalista ha tenido que pagar el precio de sus limitaciones y además el de los usos
perversos que se ha hecho de él. La combinación del monofuncionalismo de los programas y de
sectorialización de las políticas públicas con las dinámicas del mercado en ciudades clasistas,
agravadas por las rentas de posición de los instalados respecto a los allegados (inmigrados), ha dado
lugar a unas situaciones urbanas insoportables. Grupos residenciales que se degradaban
rápidamente por su mala calidad, por la falta de inserción urbana, por su anomía sociocultural, por la
pobreza de los equipamientos, por el círculo vicioso de la marginación física y social...
Áreas centrales congestionadas y especializadas que pierden su rol integrador en beneficio de
funciones administrativas. Barrios históricos despedazados y desarticulados por actuaciones viarias,
poco respetuosas con los entornos y con la calidad de la vida cotidiana de los residentes.
Diseminación en el territorio metropolitano de centros comerciales, campus universitarios e industrias
que ordenan la vida de los activos según la triada sarcástica del 1968: "Metro, boulot, dodo" (Metro,
trabajo, dormida).
Las reacciones no se hicieron esperar. En los años sesenta y setenta la conflictividad urbana irrumpió
en la vida política y social de la mayoría de países de Europa y América.
El movimiento moderno no era tan simplista como el urbanismo funcionalista del capitalismo
desarrollista. Su preocupación por la vivienda masiva y la importancia acordada a las comunicaciones
expresaba una visión productivista, no especulativa, de la ciudad y una preocupación por las
condiciones de vida de las poblaciones trabajadoras. Sus propuestas urbanas podían ser interesantes
también por su complejidad, por la capacidad de integrar objetivos sociales, ambientalistas y estéticos
(por ejemplo: Plan Macià o de Corbusier, Barcelona 1932).
Por su parte los movimientos sociales de los sectores populares no eran ajenos a las críticas y a las
reivindicaciones urbanas. Había en las ciudades europeas ciertas tradiciones de luchas por la
vivienda, por el precio de los transportes, por los servicios urbanos básicos y también por plazas y
jardines, por centros culturales y equipamientos sociales y deportivos. Y contra las expropiaciones, la
corrupción y el autoritarismo, y la opacidad de las decisiones de política urbana. Los movimientos
urbanos emergieron con fuerza en los sesenta y setenta, paralizaron actuaciones en unos casos, y en
otros fracasaron. También consiguieron que se negociaran a veces los proyectos y se alcanzaran
compromisos que satisfacían algunas de las reivindicaciones urbanas respecto a expulsiones,
accesos, equipamientos o transportes. Incluso en ciertos casos conseguían negociar programas de
vivienda, y servicios y espacios públicos para cualificar áreas marginales o muy deficitarias
respetando la población residente.
A las reacciones de carácter social se añadieron otras de carácter cultural y político. No solo los


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profesionales herederos de movimiento moderno podían decir, al ver la evolución de los grands
ensembles, los edificios singulares, la terciarización o la degradación de los centros, etc. "No es eso,
no es eso". También otros profesionales e intelectuales, tanto de la arquitectura, como de otras
disciplinas pero unidos por la preocupación cultural, estética, a veces paseista respecto a la ciudad,
levantaron su voz contra los excesos del urbanismo desarrollista y funcionalista. En unos casos
prevaleció la revalorización formal de la ciudad existente. O la mitificación culturalista de la ciudad
histórica. En otros la preocupación por el ambiente urbano. Y en otros la reivindicación de un
urbanismo austero frente al despilfarro.
La crítica política a este urbanismo recogía algunas o muchas de las críticas sociales y culturales, se
apoyaba en estos movimientos, aportando un plus: contra el autoritarismo tecnocrático o corrupto,
contra el sometimiento de las políticas públicas a grupos de intereses privados, por la transparencia y
la participación ciudadana, por la revalorización de la gestión política local y la descentralización. En
esta crítica política coincidieron los movimientos sociales urbanos y hasta cierto punto las posiciones
críticas de carácter ideológico con las fuerzas políticas más democráticas o progresistas. Hay que
decir también que en bastantes casos las direcciones políticas partidarias tardaron bastante en
descubrir el potencial político de las cuestiones urbanas. Y en muchos casos aun no lo han hecho.
Es indiscutible la influencia que han tenido en el urbanismo de los últimos diez años la crítica, las
reivindicaciones y las propuestas de las reacciones ciudadanas. La revalorización de los centros
históricos, la superación de un urbanismo concebido como vivienda más vialidad, la incorporación de
objetivos de redistribución social y de cualificación ambiental, etc. deben mucho a estos movimientos
críticos. Y especialmente la importancia acordada a los espacios públicos como elemento ordenador
y constructor de la ciudad. Pero como nada es perfecto no es inútil señalar algunos aspectos más
discutibles de estas reacciones cívicas. Citamos dos: El conservacionismo a ultranza de los barrios y
de su población. En algunos casos los residentes se consideran los únicos propietarios de su barrio y
se constituyen en una fuerza social contraria a cualquier cambio o transformación. Se olvida que el
barrio o una área determinada forma parte de un todo, que también los usuarios, los que trabajan,
consumen o le atraviesan tienen interés y derecho a esta parte de la ciudad. En otros casos el
conservacionismo es cultural y no necesariamente de los residentes. Ciertos sectores de la cultura
urbana consideran intocable cada piedra y cada forma que tenga una edad respetable. Sin
apercibirse de que no hay preservación urbana sin intervención transformadora que contrarreste las
dinámicas degenerativas.
El otro aspecto discutible sobre el que conviene llamar la atención es la desconfianza o el prejuicio
contrario a los grandes proyectos urbanos presente en los movimientos urbanos o ciudadanos más
críticos. Es cierto que muchas veces este prejuicio estaba más que justificado por las experiencias
nefastas de muchos proyectos de los sesenta y setenta vinculados a corrupciones, especulaciones,
destrucciones de ambiente urbano, pérdida de espacios públicos, despilfarro, proyectos urbanos
excluyentes, etc. En todo caso parece más positivo, en un marco democrático, debatir los grandes
proyectos y si es preciso proponer alternativas, evitando el fundamentalismo de que solamente lo
small is beautiful.
De todas formas los movimientos ciudadanos de los últimos treinta años han hecho importantes
contribuciones a la gestión de la ciudad y al urbanismo de este final de siglo. Citemos por lo menos
tres:
a) La revalorización del lugar, del espacio público, del ambiente urbano, de la calidad de vida, de la
dialéctica barrio-ciudad, del policentrismo de la ciudad moderna...
b) La exigencia de la democracia ciudadana, de la concertación y de la participación en los planes y
proyectos, de programas integrados, la gestión de proximidad y la recuperación del protagonismo de
los gobiernos locales en la política urbana.
c) Y, como consecuencia de lo anterior, o quizás como premisa, la recreación del concepto de
ciudadano, como sujeto de la política urbana, el cual se hace ciudadano interviniendo en la
construcción y gestión de la ciudad. El marginal se integra, el usuario pasivo conquista derechos, el
residente modela su entorno, todos adquieren autoestima y dignidad enfrentándose a los desafíos
que les plantean las dinámicas y las políticas urbanas. El ciudadano es el que tiene derecho al
conflicto urbano.
La ciudad competitiva de la globalización y las respuestas del urbanismo


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La globalización económica y la revolución informacional tienen efectos contradictorios sobre los
espacios urbanos.
La ciudad se convierte en un elemento nodal de sistemas de intercambio regionales y mundiales.
Pero se conecta por partes, se divide en áreas y grupos in y out. Es decir el tejido urbano se
fragmenta, se especializa funcionalmente y la segregación social consolida la desigualdad en las
regiones metropolitanas. La no-correspondencia entre el espacio urbano de los flujos y los territorios
político-administrativos, así como el debilitamiento de los lugares, o simplemente su inexistencia (nos
referimos a los puntos fuertes de densidad social e identificación simbólica), estimulan las dinámicas
anómicas o tribales, fracturan la cohesión social y dificultan la gobernabilidad.
Pero también se producen tendencias de signo contrario, de revalorización de la ciudad frente a la
urbanización con disolución ciudadana. El espacio urbano tiende a nuevos procesos de concentración
y complejificación de actividades y usos para optimizar las sinergías. Las políticas públicas necesitan
consolidar territorios gobernables mediante actuaciones positivas a favor de la cohesión social por
medio de la regeneración de centros y de áreas degradadas, las nuevas centralidades, la mejora de
la movilidad y de la visibilidad de cada zona de la región metropolitana, la promoción de nuevos
productos urbanos que diversifiquen y reactiven el tejido económico y social y creen empleo y
autoestima, etc.
La competitividad requiere gobernabilidad y buen funcionamiento del sistema urbano, que a su vez
depende de la eficiencia de los servicios, de la seguridad ambiental, de la calidad de los recursos
humanos y de la integración cultural de los que viven y usan la ciudad.
El dilema del urbanismo actual es pues si acompaña a los procesos desurbanizadores o disolutorios
de la ciudad mediante respuestas puntuales, monofuncionales o especializadas, que se expresan por
medio de políticas sectoriales, sometidas al mercado y ejecutadas por la iniciativa privada. O si, por el
contrario, impulsa políticas de ordenación urbana y de definición de grandes proyectos que
contrarresten las dinámicas perversas y que se planteen el hacer ciudad favoreciendo la densidad de
las relaciones sociales en el territorio, la heterogeneidad funcional de cada zona urbana, la
multiplicación de centralidades polivalentes y los tiempos y lugares de integración cultural.
Una cuestión clave para evaluar las políticas urbanas y entender cómo responder a este dilema es
analizar los proyectos urbanos y ver la consideración que merecen los espacios públicos en los
mismos.
Los proyectos urbanos caracterizan el urbanismo actual. Entendemos por proyectos urbanos aquellas
actuaciones estratégicas de escala variable (desde una plaza hasta grandes operaciones de varios
centenares de hectáreas, como por ejemplo un frente de mar) que se caracterizan porque dan
respuesta a demandas diversas o cumplen varias funciones (aunque originariamente fueran
monofuncionales), porque engendran dinámicas transformadoras sobre sus entornos, porque pueden
incluir a la vez objetivos de competitividad y de cohesión social, por la combinación entre el rol
iniciador o regulador del sector público y la participación de diversos actores privados en su
desarrollo, porque son susceptibles de promover un salto de cualidad en la ciudad o en una parte de
ella y porque se inscriben en el tiempo (sin perjuicio de que el proyecto se concrete en unas
actuaciones inmediatas con una fuerte capacidad impulsiva).
La polémica entre planes territoriales y proyectos urbanos diseñados no tiene mucho interés. Los
planes sin proyectos ejecutables son como la fe sin obras o el sandwich de jamón sin jamón. El
urbanismo actual debe dar respuestas relativamente rápidas a los desafíos de la competitividad y de
la cohesión. Asimismo debe saltar sobre las oportunidades (y si es preciso inventarlas), puesto que
los grandes proyectos solamente son viables cuando aparece un conjunto de circunstancias
favorables. Y estas circunstancias se dan también cuando es posible concertar las voluntades de un
conjunto de actores públicos y privados, lo cual no es un resultado automático de la aprobación de los
documentos de un plano.
Pero, por otra parte, los proyectos urbanos no tendrán valor estratégico como proyectos constructores
de ciudad si no forman parte de una política de conjunto coherente, que se propone a la vez elevar la
escala de la ciudad y articular la ciudad existente. Esta política global requiere instrumentos, entre
ellos los planes: estratégico, de ordenación urbana, contrato-plan con el Estado, programa de
grandes actuaciones concertadas con un horizonte fijo, planes sectoriales que integran varias
dimensiones como transportes y circulación, medio ambiente urbano, etc. Los proyectos urbanos
ciudadanos deben formar parte de un proyecto de ciudad dotado de una triple legitimidad: normativa,


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política y sociocultural. Es decir una base legal (planes, leyes específicas, presupuestos, ordenanzas
o reglamentos, etc.), un acuerdo político (más exactamente conjunto de acuerdos contractuales entre
Administraciones públicas) y un consenso ciudadano básico con diversos actores urbanos
(empresariales, sociales, profesionales, intelectuales, medios de comunicación,...).
La consideración de los espacios públicos en los grandes proyectos urbanos es un factor clave de su
capacidad creadora de ciudad. Por lo menos por tres razones principales:
a) Porque el espacio público es un medio muy eficaz para facilitar la multifuncionalidad de los
proyectos urbanos, pues permite diversidad de usos en el espacio y adaptabilidad en el tiempo.
b) El espacio público es asimismo el mecanismo idóneo para garantizar la cualidad relacional de un
proyecto urbano, tanto para los residentes o usuarios, como para el resto de los ciudadanos. Este
potencial relacional debe ser obviamente confirmado por el diseño y luego verificado y desarrollado
por el uso.
c) El espacio público es una posible respuesta al difícil y novedoso desafío de articular el barrio (o
conjunto urbano más o menos homogéneo), la ciudad-aglomeración y la región metropolitana. La
continuidad de los grandes ejes de espacio público es una condición de visibilidad y de accesibilidad
para cada uno de los fragmentos urbanos y un factor esencial de integración ciudadana.
En resumen al espacio público se le pide ni más ni menos que contribuya a proporcionar sentido a
nuestra vida urbana.
Espacio público y ciudadanía: la dialéctica entre la condición urbana y el status político
Aproximación por la vía de las anécdotas:
- "Finalmente, después de muchos años, hoy, desfilando en la marcha de los parados, me he sentido
ciudadano". Un desocupado de larga duración, París, diciembre de 1997.
- "Lo peor no es nuestro nombre, o el color de nuestra piel. A pesar de que nos hayan dicho que
damos el perfil para un puesto de trabajo, cuando debemos dar nuestra dirección, si es un barrio
considerado no deseable, lo normal es que suspendan la entrevista." De un programa de Televisión
(Sagacités) sobre los barrios difíciles y los jóvenes de origen inmigrado en las ciudades europeas.
- Los viernes, los sábados y los domingos, los Champs Elyseés se llenan de jóvenes africanos,
árabes, asiáticos. Ocupan la avenida más simbólica de París, se apropian de la ciudad, se pueden
sentir plenamente franceses. Pero alguien nos dijo: "No son franceses como el resto" (un diputado
socialista!). Aunque la mayoría de las veces hayan nacido en París y posean la nacionalidad
francesa.
- "Todo el mundo tiene derecho a disponer o acceder fácilmente a una área con elementos de
centralidad, a vivir en un barrio visto y reconocido por el resto de los ciudadanos, a poder invitar a
comer en su casa sin avergonzarse por ello". (Coloquio de Carros-Francia, de las intervenciones de
Rolando Castro y Jordi Borja).
- "Nosotros también tenemos derecho a la belleza" (Una abuela de favela, en Sao Paulo, Brasil).
La ciudadanía plena no se adquiere por el hecho de habitar una ciudad. Ni tampoco es suficiente
tener un documento legal que acredite tal condición. Veamos algunas relaciones dialécticas entre la
ciudad como espacio público y el ejercicio de la ciudadanía.
a) Los no-ciudadanos oficiales y la ciudad ilegal. La ciudad como espacio público, abierto, necesita de
zonas ilegales o alegales, territorios de supervivencia porque en ellos se puede obtener alguna
protección y algunos excedentes de los bienes y servicios urbanos (zonas rojas, centros degradados)
o porque se ocupan precariamente excedentes de vivienda o de suelo en los márgenes. El proceso
hacia la ciudadanía requerirá un doble proceso de legalización del habitante (papeles, empleo) y del
territorio/vivienda (sea el ocupado, sea otro alternativo). Pero un proceso puede dinamizar el otro o
viceversa.
b) El espacio público como espacio político, de ejercicio de derechos cívicos, es un medio de
accesión a la ciudadanía para todos aquellos que sufren alguna capitis diminutio, marginación o
relegación en la anomía o la pasividad. Es la autoestima del manifestante en paro que sueña que
ocupa la ciudad, que es alguien en la ciudad y no está solo.


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c) La violencia urbana, la que se manifiesta en el espacio público, sea central o sea periférico es,
aunque resulte paradójico, una reivindicación de ciudadanía. La violencia urbana expresa una
rebelión de no ciudadano, una contradicción entre el hecho de estar y el no derecho de usar la ciudad
formal y ostentosa. Se habla de violencia urbana no cuando los pobres o marginados se matan entre
sí, sino cuando agreden a los ciudadanos o se enfrentan a los cuerpos del Estado. Están reclamando
atención, que se reconozca su condición y/o su territorio.
d) El espacio público es indispensable, o por lo menos muy necesario, para desarrollar el proceso de
socialización de los pobres y de los niños. Y de los recién llegados a la ciudad. En los espacios
públicos que se expresa la diversidad, se produce el intercambio y se aprende la tolerancia. La
calidad, la multiplicación y la accesibilidad de los espacios públicos definirán en buena medida el
progreso de la ciudadanía.
e) Hoy el funcionamiento eficaz y democrático de la ciudad se mide por la dialéctica entre movilidades
y centralidades. La ciudadanía de todos dependerá de la universalidad de ambos componentes del
sistema urbano. Movilidad y centralidad tienen un componente de espacio público en tanto que factor
de ciudadanía. Una ciudad que funciona exclusivamente con el automóvil privado y con centralidades
especializadas y cerradas (centros administrativos, shopping centers jerarquizados socialmente, etc.)
no facilita el progreso de la ciudadanía, tiende a la segmentación, al individualismo y a la exclusión.
f) El espacio público, incluyendo la infraestructura y los equipamientos, puede ser un importante
mecanismo de redistribución e integración sociales. Depende de cómo se diseñen, o mejor dicho de
cómo se conciban, las grandes operaciones urbanas. Una ronda viaria, un conjunto de equipamientos
culturales, una promoción inmobiliaria de oficinas y viviendas, una renovación portuaria o ferroviaria,
o un frente de agua, pueden dualizar la sociedad urbana o en cambio articular barrios y proporcionar
mecanismos de integración y mayor calidad de vida a los sectores que sufren algún déficit de
ciudadanía. Estos proyectos pueden ser creadores de centralidades donde no los había, facilitar más
movilidades, favorecer la visualización y la aceptación ciudadana de barrios olvidados o mal
considerados en la medida que estos objetivos y no únicamente los específicos u originarios sean
tenidos en cuenta. Por ejemplo, en un centro histórico no es lo mismo hacer un gran museo, un gran
estacionamiento y poner policía, que plantearse paralelamente al museo la animación cultural y
comercial de la zona, programas de ocupación de los jóvenes y espacios de transición equipados con
los barrios del entorno.
g) El espacio público contribuirá más a la ciudadanía cuanto más polivalente sea funcionalmente y
más favorezca el intercambio. Es preciso conocer bien el uso social de los espacios públicos. Este
uso dependerá de muchos factores, el diseño, la accesibilidad, la belleza, la monumentalidad, la
promoción, el mantenimiento, la diversidad de usuarios posibles, etc. Queremos enfatizar la estética
del espacio público. El lujo del espacio público no es despilfarro, es una cuestión de justicia social.
h) Las Administraciones públicas en un Estado democrático tienen que asumir como una de las
fuentes de su legitimidad el promover una política de ciudad que produzca espacios públicos
ciudadanos. No son por lo tanto admisibles grandes proyectos urbanos que no integren objetivos
sociales y ambientales que amplían la ciudadanía en cantidad y calidad. El planeamiento urbano
debe considerar la reversión a la ciudad de áreas ocupadas por organismos estatales o empresas de
servicios que por sus condiciones materiales o localización puedan considerarse obsoletas y que
pueden servir para generar espacios y equipamientos colectivos ciudadanos: puertos, estaciones y
talleres ferroviarios, reservas de suelo no utilizado para obras públicas, instalaciones o depósitos
energéticos, cuarteles, edificios de oficinas públicas, etc. Los nuevos productos urbanos no pueden
legitimarse únicamente por criterios de competitividad, ni tampoco por razones de competencia
burocrática. Lo cual no elimina la inclusión en estas operaciones de promociones inmobiliarias o
comerciales que además de viabilizar económicamente la operación pueden contribuir a la
regeneración del tejido económico-social y urbano del entorno.
i) La renovación del instrumental urbanístico puede ser en sí mismo un mecanismo de progreso de la
ciudadanía. Los proyectos urbanos, en tanto que son a la vez respuesta a desafíos de la ciudad y
oportunidades que se presentan a algunos actores públicos o privados, son ya un momento potencial
de debate, conflicto y negociación. Los planes estratégicos deberán ser un ámbito importante de
participación cívica. Otros instrumentos más específicos como los contratos-programa, los planes-
proyecto, los proyectos preliminares, etc. favorecen la manifestación de aspiraciones e intereses
diversos, incluso de sectores cuya voz se escucha normalmente poco en la ciudad.


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j) El empleo es un factor clave para el ejercicio de la ciudadanía. En unos casos porque de él
depende en gran parte la consecución de un status legal, protección social, acceso a la vivienda
digna, etc. Siempre porque es necesario para obtener reconocimiento social y evitar la marginación
progresiva. Las políticas urbanas, la construcción y el mantenimiento de espacios y equipamientos
públicos son una gran oportunidad para crear empleos, tanto vinculados a los servicios urbanos,
como a los llamados servicios de proximidad, es decir a las personas. Asimismo es posible establecer
una relación entre el salario ciudadano (atribuido a todos los residentes de un territorio y gestionado
por el gobierno local o regional) y la ciudad como fuente de ocupaciones (sociales, culturales,
ecológicas, etc.) y ámbito de formación continuada.
Ciudadanía: un desafío político para la ciudad
La ciudadanía fue en el pasado un atributo que distinguía a los habitantes permanentes y reconocidos
como tales de la ciudad. Suponía un status compuesto por un conjunto de derechos y deberes
cívicos, socio-económicos y políticos, que se podían ejercer en el ámbito del territorio de la ciudad
(que en muchos casos era bastante más extenso que el ocupado por el núcleo aglomerado).
Luego, a partir del siglo XVIII y sobre todo en el XIX, la ciudadanía se fue vinculando al Estado-
nación. Los ciudadanos eran los que poseían la nacionalidad, atributo que concedía el Estado, y en
tanto que tales eran titulares de derechos políticos exclusivos (participar en los procesos electorales,
formar asociaciones y partidos, ser funcionarios públicos, etc.). Los derechos sociales y cívicos de los
ciudadanos también eran más amplios que los de los no-ciudadanos (extranjeros residentes o de
paso), pero el concepto de ciudadanía se ha aplicado principalmente al status político-jurídico (sobre
todo en la cultura anglosajona) en el marco del Estado. Su origen ciudadano se ha casi olvidado.
Sin embargo, hoy nos enfrentamos a algunos hechos nuevos que nos permiten replantear la relación
ciudad y ciudadanía.
a) La reducción de la soberanía del Estado-nación por la globalización de la economía y la creación
de uniones políticas supraestatales. La Unión Europea tiende a igualar los derechos y deberes de
todos los ciudadanos de los países europeos. Los europeos que se instalan (o que han nacido ya) en
un país que no el que les da la nacionalidad se integran lógicamente con más facilidad en la ciudad
que en la nación.
b) La población inmigrada o descendientes de inmigrados, que no poseen la nacionalidad del país en
el que viven, es en muchas ciudades relativamente importante y estable, es decir en la mayoría de los
casos no hay proyecto de retorno al país de origen. Esta población no tiene reconocido un status de
ciudadanía, lo cual plantea a la vez un problema de política social y de gobernabilidad democrática en
las ciudades. Son los llamados en Francia los sans (sin): sin papeles, sin trabajo, sin domicilio fijo, sin
protección social, sin derechos políticos, obviamente.
c) En el marco europeo una solución que parece razonable y viable respecto a las problemáticas
expuestas, es crear el status de ciudadano europeo, distinto al de nacionalidad. Actualmente son
ciudadanos europeos los que poseen la nacionalidad de un país de la U.E. Se añadiría: también son
ciudadanos europeos, con los mismos derechos y deberes los que residan en una ciudad (o
provincia, o departamento) de la U.E. en tanto que residen en ella. Las autoridades locales atribuirán
la residencia legal al cabo de dos años de residencia de facto y tramitarán la ciudadanía europea,
previa aceptación del interesado, a los tres años de residencia legal. La ciudad productora de
ciudadanía debe garantizar la universalidad de ésta, es decir la igualdad jurídica de todos sus
habitantes. Lo contrario es legitimar la exclusión.
d) La ciudad es la mejor oportunidad de innovación política. Por la complejidad de las políticas
públicas que en ella deben integrarse y por una dimensión que permite una relación más directa con
la población. El ámbito regional-metropolitano, el de ciudad y el de barrio requieren soluciones
originales, no uniformistas. Podrían experimentarse nuevos procedimientos electorales, como sustituir
las listas de partidos nacionales por listas cívicas, sistemas mixtos, voto programático y obligatorio,
etc. También es el lugar de innovar en las relaciones entre Administración y ciudadanos, como la
ventanilla única, la declaración oral con valor de documento público, etc. Otro campo en el que es
imprescindible innovar es el de la justicia y el de la seguridad: justicia local, consejos de seguridad por
barrio y participativos, defensa de oficio de los ciudadanos ante las otras Administraciones del
Estado, etc.
e) Hoy se habla más de participación ciudadana que de participación política. La gestión política local


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requiere hoy multiplicar la información, la comunicación, socializar las potencialidades de las nuevas
tecnologías (que permiten el feed-back). Todos los ámbitos de la gestión local requieren formas de
participación, a veces genéricas, muchas veces específicas: consejos, comités ad hoc, consulta
popular, etc. La participación puede ser información, debate, negociación. También puede derivar en
fórmulas de cooperación, de ejecución o gestión por medio de la sociedad civil (asociaciones o
colectivos, empresarios ciudadanos, organismos sindicales o profesionales, etc.).
f) Los déficits de la ciudad afectan de manera distinta y desigual a distintos sectores de la población.
En unos casos el gap es prácticamente global: los sin (sin papeles, sin trabajo, sin protección social,
sin integración cultural, etc.). En otros es más específico: desocupados, viejos, niños, minorías
étnicas o religiosas, etc. Una política ciudadana exige desarrollar un conjunto de acciones positivas
hacia cada uno de estos grupos. Un test de ciudadanía será medir la importancia y la eficacia de
estas acciones. Por ejemplo desarrollar el multiculturalismo, convertir las demandas de niños y viejos
en criterios orientadores de los programas de espacios públicos y equipamientos colectivos, hacer la
ciudad más femenina, incorporar objetivos redistributivos y estudios de impactos sociales en todos los
proyectos urbanos, etc.
g) Los proyectos y la gestión de los espacios públicos y de los equipamientos colectivos son a la vez
una oportunidad de producir ciudadanía y un test del desarrollo de la misma. Su distribución más o
menos desigual, su concepción articuladora o fragmentadora del tejido urbano, su accesibilidad y su
potencial de centralidad, su valor simbólico, su polivalencia, la intensidad de su uso social, su
capacidad de crear empleo, la importancia de los nuevos públicos de usuarios, la autoestima y el
reconocimiento social, su contribución a dar sentido a la vida urbana... son siempre oportunidades
que nunca se deberían desaprovechar para promover los derechos y deberes (políticos, sociales,
cívicos) constitutivos de la ciudadanía.
El estatuto de ciudadano representa un triple desafío para la ciudad y el gobierno local.
Un desafío político: conquistar la capacidad legal y operativa para contribuir o universalizar el estatuto
político-jurídico de toda la población. Y también adquirir las competencias y los recursos necesarios
para desarrollar las políticas públicas que hagan posible el ejercicio y la protección de los derechos y
deberes ciudadanos.
Un desafío social: promover las políticas públicas que se ataquen a las discriminaciones que
imposibilitan o reducen el ámbito de la ciudadanía: empleo, situación de vulnerabilidad (por ejemplo:
niños), marginación cultural, etc.
Un desafío específicamente urbano: hacer de la ciudad, de sus centralidades y monumentalidad, de
la movilidad y accesibilidad generalizadas, de la calidad y visibilidad de sus barrios, de la fuerza de
integración de sus espacios públicos, de la autoestima de sus habitantes, del reconocimiento exterior,
etc. una productora de sentido a la vida cotidiana, de ciudadanía.
La producción de ciudadanía y el rol de los gobiernos locales es un desafío político no exclusivo de
éstos. La política no reduce su espacio a las instituciones, los partidos y las elecciones. Hay otro
espacio, el de la sociedad política (mejor que sociedad civil), que es el que crean y ocupan todos los
organismos y formas de acción colectiva cuando van más allá de sus objetivos e intereses inmediatos
y corporativos. Es el espacio de la participación ciudadana que plantea demandas y propuestas y aún
deberes y responsabilidades para criticar y ofrecer alternativas, pero también para ejecutar y
gestionar programas y proyectos sociales, culturales, de promoción económica o de solidaridad. Y de
urbanismo.
Para terminar: la responsabilidad de hacer ciudadanía también pertenece a los profesionales del
urbanismo. En nombre de su ética y de su tecnicidad, del conocimiento de los avances de la cultura
urbanística y de la experiencia internacional, por su sensibilidad respecto a las herencias de la ciudad
en la que trabajan y por su potencial creativo de reconocer tendencias e inventar futuros, los
profesionales del urbanismo deben reclamar autonomía intelectual frente a los políticos y a los
distintos colectivos sociales, deben elaborar y defender sus propuestas, asumir riesgos ante las
autoridades y opiniones públicas y saber renunciar públicamente antes de traicionar sus
convicciones.
La reinvención de la ciudad ciudadana, del espacio público constructor-ordenador de ciudad y del
urbanismo como productor de sentido no es monopolio de nadie.


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Los políticos elegidos democráticamente tienen la responsabilidad de la decisión de los proyectos
públicos. Las organizaciones sociales tienen el derecho y el deber de exigir que se tomen en cuenta,
se debatan y se negocien sus críticas, sus demandas y sus propuestas. Los profesionales tienen la
obligación de elaborar análisis y propuestas formalizadas y viables, de escuchar a los otros, pero
también de defender sus convicciones y sus proyectos hasta el final.
(Publicado en VVAA, Ciutat real, ciutat ideal. Significat i funció a l’espai urbà modern, “Urbanitats”
núm. 7, Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, Barcelona 1998)
BORJ
Bibliografía
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Información, Taurus, Madrid 1997.
BORJA, Jordi, Informe sobre la ciudadanía europea - Eurocities/Eurocités, Ajuntament de Barcelona,
1997.
― "Juventud y Ciutadanía. Causas sin rebeldes", Prevenció, Ajuntament de Barcelona, 1997.
― Barcelona, un modelo de transformación urbana - Programa de gestión urbana, P.N.U.D. - Banco
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― "La ciudad conquistada", Claves, Madrid 1991.
ASCHER, François, La Metapolis, París 1995.
BOSSOLINO, Antonio, La Repubblica delle Città, Roma 1996.
DAVIS, Mike, City of Quartz, Los Angeles 1990.
"Turn up the Lights", The Economist (julio 1995), Londres.
Forum Europeen de Securité Urbaine - Espaces Culturels Urbains. Rencontre Internationale de la
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GARREAU, Joel, Edge City. Life in the New Frontier, Nueva York 1995.
MONGIN, Oliver, Vers la troisiéme ville? (prefacio de C. DE PORTZAMPARC), París 1995.
VENTURI, Marco y otros, La festivalizzione della politica urbana, Roma 1995.
De Nuno PORTAS, con el que compartí la dirección de un curso en el Institut Français dUrbanisme
(París 1997):
― "El planeamiento urbano como proceso de regulación variable", Ciudades, núm. 3 (1996), Instituto
de Urbanística, Universidad de Valladolid
― O Projeto Urbano. Cidade e imaginaçao, PROURB, Universidad de Río de Janeiro, 1996.
― "Planes Directores como instrumentos de regulaçao", Sociedade e territorio, núm. 22 (1995),
Lisboa-Porto.
Véase también la colección Projet Urbain, revista del Ministére de lEquipament (Francia), dirigida por
Ariella Masboungi (12 números publicados entre 1994 y 1997) y la serie de libros Conferénces Paris
dArchitectes, Edicions du Pavillon de lArsenal, París 1994-1997.

ESPACIOS URBANOS Y ESPACIOS LIBRES

POR: FELIPE GALLEGO

En arquitectura resulta de bastante ayuda concebir un edificio no solo como espacio solido, sino como espacio configurado por solidos. De la misma manera, sera util considerar una ciudad de este mismo modo. Los espacios de una ciudad van desde la calle al sistema de parques y últimamente al vasto espacio en el que esta enclavada toda la ciudad. Conviene imaginar estos espacios según dos tipos genericos: el formal o “espacio urbano”, modelado usualmente por las fachadas de los edificios y el suelo de la ciudad y el natural o “espacio abierto”, que representa la naturaleza introducida en ella y alrededor de ella.
Basicamente un espcio urbano debe distinguirse por alguna caracteristica predominante, como puede ser la de su cerramiento, la calidad de su detallado tratamiento o equipamiento o la actividad que tiene lugar en el.
Idealmente, el espacio urbano deberia quedar cerrado por paredes circundantes tener un pavimento que respondiera a sus propositos y poseer un objetivo singular que servir. Sin embargo, si una de estas cualidades es suficientemente notoria, esta sola es capaz de establecer el sentido de espacio urbano. Un grupo de edificios administrativos puede contener un espacio que sea un aplaza insuficientemente disenada o una compleja interseccion de carreteras, estando dedicado el uso del suelo enteramente al trafico. Este es uno de los espacios urbanos que tiene sentido de plaza en la ciudad. Es al mismo tiempo hito y nodo de trafico asi como nodo administrativo. Una plaza urbana puede estar bellamente ajardinada como parque urbano de descanso, careciendo por completo de las fachadas de los edificios perifericos que son necesarios para el sentido de cerramiento. En este caso tenemos un espacio cerrado inadecuadamente, pero con todo, un espacio. En otro caso, un recinto particular de la ciudad puede funcionar como espacio de una actividad importante sin que posea cerramiento fisico ni el suelo apropiado. Times Squire, en new york es un ejemplo de este tipo.





En todos estos ejemplos alcanzamos una sensación de espacio. Tales espacios son islas u oasis dentro de la ciudad. Mas los espacios urbanos pueden ser tambien corredores lineales. Las avenidas y las calles son espacios urbanos lineales si se encuentran cerrados por ambos lados o tienen algun elemento con carácter unificante -arboles o edificios uniformes-. Los espacios corredor son espacios para el movimiento linea. Los espacios isla u oasis son recintos de detencion. De hecho, una estructura espacial para toda una ciudad es exactamente es una ordenacion de este tipo a la escala total de la ciudad.
Los espacios abiertos, que son como naturaleza llevada al interior de la ciudad o extenciones al aire libre destinadaas a permancer en su estado natural, no pueden ser descritas, en absoluto, del mismo modo que se han descrito los espacios urbanos. Su escala viene dada por los arboles, arbustos, piedras y superficies del suelo mas que por su anchura y longitud. Su apariencia queda caracterisado por el espectaculo de flora natural mas que por los edificios circundantes. No obstante, la vista de un edificio en la distancia puede acentuar un paraje particular, y un puente o sendero pueden complementar las formas de la naturaleza. Los espacios abiertos en la ciudad tienen muchos objetivos. Son complemento y contraste de la forma urbana, son tambien reservas de terreno para usos futuros. Al efectuar el examen del diseno urbano pueden estudiarse los espacios como un aestructura total. Clasificar los espacios según su utilización real y considerar conjuntamente los espacios urbanos formales y los espacios abiertos naturales podra ser de ayuda en tal caso.
Por ejemplo, puede comenzarse coquizando todos los parques recreativos de la ciudad, y luego los parques interconectados. Pueden ser esquematizados los parques urbanos del centro de la ciudad y los principales espacios corredor que conducen a ellos o los conectan entre si. Los espacios nodales asi como los espacios conectantes, forman en conjunto la red espacial. Un examen de este tipo puede revelar la necesidad de crecion de estos espacios para ciertas zonas, una necesidad de mejora de los existentes y algunas posibilidades de poder conectarlos entre si. El examen de los espacios podria revelar una jerarquia entre los de descansoy reposo y los espacios para reunion y animada actividad.
El sistema completo de terrenos publicos de una ciudad -carreteras, escuelas, parques, edificios civicos, bibliotecas, centros culturales, etc-puede ser imaginado como una red de espacios libres posiblemente complementada por los edificios publicos. En un analisis de diseno urbano miraremos el emplazamiento, calidad y cuantia del espacio abierto en relacion con las zonas edificadas de la ciudad.

Ver la cuidad




POR: DANIEL BELTRAN LOPEZ
Observar la ciudad y cada uno de sus aspectos, los buenos y lo malos, sus conflictos espaciales y sus buenas soluciones, nos ayudan a concluir que existen unos puntos importantes que requieren de una previa educación de la calidad espacial y arquitectónica de sus múltiples componentes urbanos.
Para poder examinar la ciudad, existen aspectos importantes, tales como; su estructura vial, su homogeneidad, su trama urbana, su densidad, la calidad de sus espacios tanto públicos como privados, la tipología constructiva, sus nodos, sus hitos, su periferia, el tipo de gente, entre otras. Para ello, existe un tipo de educación visual propio de cada aspecto, de cada sitio de la ciudad y de cada uso que se le da a esta. Se Pensaría entonces que la ciudad seria correctamente vista por un arquitecto o urbanista, pero no necesariamente es así, pues cada uno de los integrantes de la ciudad tiene, ya sea por su ubicación, por su medio de transporte, o por el simple uso que le da a los espacios urbanos, una educación visual propia de cada concepto, tales conocimientos particulares unidos entre si construyen entonces una completa visión de la ciudad, con la que podríamos descubrir cada uno de las fallas espaciales y visuales que se generarían en la ciudad.
Dicha visual de la ciudad de forma general, empieza a darnos vestigios de dónde se establecen tanto los conflictos como los elementos favorables. Sin lugar a duda, cada uno de éstos, no se pueden entender de una forma individual, sino que se deben mirar desde su relación con el entorno para explicar su comportamiento. En el caso de los conflictos, éstos se generan por la falta de identificación con el lenguaje de su contexto o ambiente, es por ello que se tendría que mirar los espacios correctamente relacionados y funcionales para poder entender bien que es lo que pasa con los elementos espaciales mal relacionados, obviamente entendiendo que cada uno de estos factores que integran la ciudad tienen una metodología de estudio y un proceso de análisis propio de cada componente.

Desarrollo Urbano

POR: SEBASTIAN VELASQUEZ RESTREPO
América Latina y el Caribe tienen una de las tasas de urbanización más altas del mundo. En el período 1975-2000 las economías de los países más urbanizados de la región crecieron más rápido que las de las naciones menos urbanizadas, el resultado de la mayor productividad de las empresas y la mano de obra en las ciudades, que genera mejores oportunidades de trabajo, mayores ingresos y mejor calidad de vida. Las Naciones Unidas prevén que en 2020 el porcentaje de su población que habitará en áreas urbanas superará el de los países desarrollados, convirtiéndose en la región más urbanizada con casi el 80% de sus 600 millones de habitantes viviendo en ciudades. Asimismo, se prevé que las ciudades a esa fecha generarán más de la mitad del Producto Interno Bruto (PIB) de los países de la región.
En respuesta al interés de los países prestatarios por invertir en el desarrollo urbano, el BID ha mantenido desde su fundación una activa cartera de proyectos en apoyo al desarrollo de las ciudades centrándose en proyectos que contribuyan a desarrollar la capacidad de las ciudades para responder a los desafíos impuestos por el crecimiento urbano y para mejorar las condiciones de vida de la población de bajos recursos. El Banco provee préstamos y asistencia técnica para:
• Aumentar la oferta y mejorar la calidad de los servicios básicos en las ciudades, especialmente para la población de bajos ingresos, a tiempo que reducen los efectos ambientales adversos del crecimiento urbano.
• Financiar proyectos que transformen las ciudades en atractivos centros económicos .
• Mejorar la efectividad de las instituciones responsables de la formulación y administración de políticas y programas de desarrollo urbano, especialmente los gobiernos locales.
El Banco desarrolla estudios de buenas prácticas y elabora estrategias para orientar sus actividades en áreas clave para el desarrollo urbano incluyendo: desarrollo municipal y regional, pobreza urbana, rehabilitación y recuperación de áreas urbanas centrales y preservación del patrimonio cultural urbano, comunicando este conocimiento a través de reuniones técnicas, seminarios y publicaciones.

REPORTAJE: ARQUITECTURA

POR: SEBASTIAN VELASQUEZ RESTREPO
Verticalismo
El futuro de las ciudades se eleva hacia los rascacielos, un reto arquitectónico que gana adeptos
IÑAKI ÁBALOS 17/04/2009





Los edificios más altos del mundo- ELPAÍS.com
Los arquitectos modernos pensaron el rascacielos asociado a la organización del trabajo, a las oficinas. De hecho el rascacielos prototípico de la modernidad es la expresión misma de dicha organización; la forma optimizada de archivar y conectar trabajadores que archivan y conectan datos. Esta reificación de la burocracia, fuera de cualquier connotación peyorativa, fue interpretada simbólicamente por los más dotados, como Mies van der Rohe, a partir de prismas rectilíneos de acero y vidrio, climatizados artificialmente, organizados como anillos en torno a un núcleo de comunicación. Edificios como el Seagram Building de Nueva York y en España el fabuloso BBV de Sáenz de Oiza dieron forma definitiva e imperecedera a esta concepción. Pero olvidaron (o no había llegado el momento aún) las múltiples posibilidades que abre la construcción vertical y que hemos ido viendo multiplicarse en las últimas décadas con el crecimiento global de la economía y la expansión demográfica del sureste asiático. Hoy la inmensa mayoría de los rascacielos que se construyen están localizados en Asia, son residenciales, su estructura es de hormigón y se ventilan naturalmente, careciendo de cualquier aura monumental: son un producto de consumo. Sin dramatismo puede decirse que todas las metrópolis contemporáneas están abocadas a la densificación y hasta los alcaldes más recalcitrantes empiezan a entender que es un instrumento con el que deben familiarizarse. Mientras tanto, muchos de los arquitectos europeos y americanos que hasta hace unos años monopolizaban esta tipología parecen estar abducidos por el carácter icónico que tiene y su discurso cerrarse en una verticalidad autorreferencial o a lo sumo representando al capital y sus excedentes, como si asistiéramos a una fase terminal y manierista de la historia de esta tipología.
Las construcciones verticales satisfacen las demandas sociales, culturales y demográficas Los rascacielos promovidos en Madrid en los antiguos terrenos del Real Madrid, con la notable excepción del brillante ejercicio realizado por el estudio madrileño Rubio y Álvarez-Sala, han caído una vez más en manos de arquitectos foráneos de esa generación que si bien deslumbró ocasionalmente en los setenta lleva dos décadas aburriendo a escala global, es decir, a ciudadanos y críticos de todo el mundo (habría que preguntar por qué razón han sido ellos los elegidos en la ciudad reconocida por tener una de las mayores densidades de talento arquitectónico del mundo) (y habría que preguntarse si no habrá dejación de sus obligaciones por parte de las autoridades que podrían haber promovido una nueva situación en vez de dejarse vencer por presiones políticas y comerciales). El escaso eco popular y profesional del resultado está a la vista: con su cansino repertorio propio de una ciudad mediocre, sin capacidad de emocionar, en contraste con la visibilidad de la nueva escala introducida, muestra que algo se ha hecho mal -por no mencionar el absurdo destrozo del único eje visual que tenía Madrid, ya emponzoñado previamente por la gracia que nos dejó la oficina de Philip Johnson hace una década en la plaza de Castilla (Alex Wall dijo recientemente que Madrid había pasado de tener los rascacielos más bellos de Europa en los setenta a los más vulgares en los ochenta, incluidos Puerta de Europa y el sombrero de Colón)-. Los madrileños, entrenados en el estoicismo tras años de fragor constructivo, han aceptado resignados esta nueva y lamentable situación. Sólo en Internet ha habido varios foros de discusión, a favor y en contra, de un cierto interés, seguramente la primera vez que en Madrid se ha utilizado este medio para la crítica urbana.
Pero la realidad por venir es tozudamente diferente. Nada más lejos del vulgar episodio madrileño que el futuro del rascacielos. En la actualidad el "verticalismo", la concepción del espacio y de la ciudad contemporánea en términos verticales, aún no ha hecho más que empezar. Estamos asistiendo a un apasionante proceso de transformación. Hemos comenzado a pensar la ciudad -y las ciudades históricas- desde posiciones que sustituyen eficazmente la bidimensionalidad del urbanismo por un nuevo verticalismo. Está por ver si se trata de una forma complementaria o alternativa de pensar la ciudad (en planta o en tres dimensiones, urbanismo o verticalismo). En el trabajo profesional de las generaciones de 40 y 50 años, y en los más jóvenes, vemos florecer campus universitarios verticales, museos verticales, bibliotecas verticales, laboratorios verticales, fashion buildings verticales, parques verticales, centros deportivos verticales, así como combinaciones de todos ellos mezclados con tipologías residenciales, hoteleras y de oficinas, a veces conformando verdaderas ciudades en las que la sección del edificio pasa a ser lo que la planta de la ciudad ha representado hasta hoy (mix-use buildings). Otros ejemplos mezclan torres con usos distintos pero con una misma lógica formal, creando un grupo o racimo de torres (las denominadas bundle of towers), una alternativa eficaz y oportuna al gran mixed-use vertical en muchos contextos tiene la virtud de desplazar el interés desde los objetos al aire que rodea a unos y a otros, al espacio que crean y a la forma en la que las nuevas construcciones interactúan con las existentes. Traslada por decirlo de una vez la carga icónica del objeto autobiográfico al espacio público, a la ciudad que generan.
También las ciudades históricas pueden encontrar muchas soluciones a través de esta estrategia de infiltración de pequeñas torres, estrategia de "acupuntura" que, frente al boulevard del París haussmaniano, tiene el beneficio de la huella mínima con la máxima capacidad de transformación. Mientras otras ciudades como Rotterdam, París o Turín se plantean seriamente incrementar la densidad de su centro con esta estrategia (aprovechando huecos neutros con bajísima afección a sus vecinos), las ciudades españolas, a pesar de las numerosas propuestas que han quedado recogidas en distintos concursos (de las que destacaría las de Federico Soriano), rumian aún los beneficios de usar seriamente, constructivamente, en beneficio de la ciudad, sus espacios libres y sus equipamientos, las potencias abiertas por una concepción renovada de la verticalidad, un fenómeno universal que modifica rutinas y abre un espacio al optimismo y a la diferencia. Políticos y arquitectos debemos atender a esta nueva floración de rascacielos pues añaden nuevas cualidades y enormes grados de libertad y capacidad de maniobra si son utilizados con fines públicos, dando lugar a formas de belleza cuya exploración es seguramente uno de los temas centrales que tienen los arquitectos y las escuelas de arquitectura los próximos años. La exitosa experiencia del rascacielos moderno centrada esencialmente en el negocio privado debe ser revertida repensándola para el beneficio público o para el acuerdo de ambos, ensayándose nuevas modalidades de gestión urbana que prefiguren el futuro.
La incorporación a esta revisión de las tipologías institucionales y públicas, que llevaban un siglo ancladas a conformaciones decimonónicas, de marcada horizontalidad, comienza a señalar también en el terreno institucional una cierta adaptación. Al igual que debemos criticar el papanatismo de algunos líderes políticos a la hora de contratar "arquitectos estrella", debemos aplaudir el magnífico fallo del concurso de la quinta pieza puesta en juego en el conjunto de las torres del Real Madrid (la única pública), al premiar la valiente propuesta de Mansilla y Tuñón, junto con Matilde Peralta, para un centro de convenciones en forma de disco que alcanza 120 metros de altura y contrapone toda la sabiduría de una nueva generación de arquitectos a la rutina vertical más anquilosada. Mímesis de una propuesta plástica de Olafur Eliasson -el artista favorito de los arquitectos hoy- cuyo objetivo era duplicar una puesta de sol, es en realidad una feliz autocita descontextualizada de un proyecto de los mismos autores, un préstamo descontextualizado con habilidad -una cubierta cambiada de escala y puesta en vertical-, cuya audacia y feliz relación con el resto del conjunto y en el horizonte madrileño hablan por sí mismas de la oportunidad y profesionalidad que este gesto implica (el proyecto se construirá los próximos años, estando prevista su finalización en 2011).
Debe señalarse el interés de esta propuesta en crear un espacio peatonal, un parque, precisamente por su condición vertical, ganando ahí la ciudad, gracias a las plusvalías municipales generadas por las cuatro torres, no sólo un centro de convenciones -en sí mismo el negocio por excelencia de la ciudad- sino un espacio público que completará el equilibrio de fuerzas entre interés privado y público y dotará de una cierta dignidad peatonal al conjunto.
El espacio público que posibilita el verticalismo contemporáneo más estratégico, con su pequeña huella sobre los lugares y la evidente sostenibilidad que proporciona utilizar de forma sinergética las distintas actividades de su sección, son factores que tienen un peso cada vez mayor en su aceptación. El espacio público generado históricamente por el rascacielos -esa mezcla de calles comerciales y parques pintorescos que inauguró la invención de Central Park en Nueva York, con su capacidad para transformar el Midtown- contiene seguramente el código genético del espacio público contemporáneo. Árboles y rascacielos se alimentan mutuamente, haciendo de su amalgama uno de los verdaderos leitmotivs de la arquitectura contemporánea. Pensar en construcciones verticales es necesariamente pensar en nuevas modalidades de lo público que den satisfacción a las nuevas demandas surgidas de los cambios sociales, culturales y demográficos potenciados por las metrópolis globales. El verticalismo es también la estrategia que puede permitir a las ciudades históricas europeas seguir ejerciendo su peso en un futuro de gran competencia que ya está aquí.

Vuelven los techos verdes.

POR: DAVID CARDONA PELAEZ





Las terrazas verdes, no son una invención, nueva, en realidad tienen siglos de existencia. Se puede decir que los primeros "Green roof" de la historia fueron los Jardines Colgantes de Babilonia.
Pero ya más cerca de nuestros días, el Rockefeller Center de Nueva York en 1930 propuso cubiertas con verde natural, así como el Chicago City Hall o la larga lista de factorías alemanas.
Es en Alemania, donde esta practica esta cada vez mas desarrollada, alrededor del 10% en metros de los techos planos alemanes están cubiertos de verde, y muy especialmente en las fabricas de importantes dimensiones. Además cada año se incrementa la superficie en un 10 / 12%.
¿Cuáles son los beneficios?
Acumula gran cantidad de agua, en lluvias y tormentas fuertes, funcionando como una esponja, que aminora el caudal a transportar.
Restituye la superficie verde, en las áreas urbanas, contribuyendo al ecosistema agredido por el cemento.
Favorece el aislamiento térmico, permite un ahorro de energía, sobre todo en veranos tórridos. Permite bajar en más de 10°C la temperatura interior
Mejora el aspecto de las grandes terrazas, convirtiéndolas en áreas de uso.
Actúa como absorbente del sonido en las ciudades
Reduce el efecto "isla caliente" de las ciudades, y el efecto invernadero.
Convierte a las terrazas en hábitats naturales para plantas y animales.




¿Cómo son los techos verdes?
Hay básicamente 2 tipos de techos verdes, los extensivos y los intensivos. Los primeros son aquellos en los que plantas de bajo requerimiento de agua cubren todo el techo, sobre un manto de piedra, lechos filtrantes y tierra, estos no requieren riego ni cuidados especiales, por ello las plantas son áridas y de bajo crecimiento.
Los segundos, en cambio, son de césped, o plantas incluso especies bien floridas, con distinto grado de crecimiento y porte, es tratado como un jardín más, en ocasiones con riego. Tiene todos los beneficios para el medioambiente, pero son en si un jardín de terraza.
Existen en algunos países empresas que se dedican a la realización de este tipo de techos, quienes utilizan camas con patas, donde se asientan estos panes de plantas, de manera que entre el techo propiamente dicho y el camastro quedan unos 10cm, lo que mejora la aislamiento térmico de las construcciones.
Foco verde de hormigón, en Japón
El edificio "Acros" tiene una gran terraza de 60 metros de alto que se mimetiza con un parque con más de 35.000 plantas pertenecientes a 76 especies.
Esta extraordinaria construcción se encuentra en Fukuoka City, Japón y se construyó en el último espacio verde que quedaba en el centro de la ciudad.


Emilio Ambasz & Associates, ha sido la empresa constructora.
Ésta puede ser una posible solución para la escasez de pulmones verdes en las ciudades modernas. Fíjense en este particular edificio construido en Japón. Quizá no sea de su completo agrado estético, pero su aporte ambiental es notable.