jueves, 7 de mayo de 2009

Urbanismo moderno. Diseño de ciudades. Le Corbusier

Le Corbusier, miembro del grupo Francés del CIAM, en 1945, publicó el libro “Como Concebir el Urbanismo”, en el cual se plantea un esquema de ordenamiento y proposiciones sobre modos de razonar en problemas de construcción de viviendas e infraestructura; con objetivos de proceder “al examen del espacio edificado y sus prolongaciones” y “la ocupación del suelo y las circulaciones”. Intentó establecer una doctrina coherente del espacio edificado, respondiendo a las 4 funciones ya clásicas: de habitación, trabajo, recreación del cuerpo y del espíritu y circulación, para difundir esta doctrina en la opinión pública, hacerla adoptar por los poderes públicos y velar por su aplicación. Le Corbusier, en esta obra postuló sus ideas fundamentales, su cosmovisión del hombre en el espacio edificado, en el cual el hombre mediante sus obras se debe poner en armonía con el Universo y en las técnicas deben constituir un instrumental adecuado para la nueva etapa de la humanidad, la era maquinista. Estas ideas de Le Corbusier revelan parte de su orientación filosófica de su urbanismo utopista y visionario, que mezcló la artesanía, la analogía biológica, sus preocupaciones sobre la tecnología, el modulor y el folklore, en el concepto de saber habitar.
"Arquitectura es cuestión de armonías, una pura creación del espíritu. Empleando piedra, madera, hormigón, se construyen casas, palacios; eso es construcción: el ingeniero trabajando; pero en un instante, tocas mi corazón, me haces bien, me siento feliz y digo: esto es hermoso, esto es arquitectura, el arte entra en mi.” Le Corbusier
Urbanismo Moderno
Los principios en los que se basa la planificación de la ciudad actual son todavía los del urbanismo moderno recogidos en la Carta de Atenas, redactado con ocasión de uno de los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna (CIAM) y básicamente escrito por el arquitecto y urbanista Le Corbusier. En ella se plantea la oposición entre la ciudad tradicional, caracterizada por la mezcla e in diferenciación de usos urbanos, y la ciudad moderna, racional y funcional que se rige por un principio fundamental: la zonificación. Concepto central del urbanismo moderno e idea clave de la planificación urbana actual. Frente a la mezcla de usos de la ciudad tradicional, con todos los problemas de salubridad, higiene, densificación, etc. que plantea el desarrollo, la división del trabajo a escala general en el proceso de industrialización, cuando fábricas y viviendas comparten el mismo espacio, el urbanismo moderno plantea que hay que construir ciudades en que los diferentes usos, las diferentes funciones urbanas, estén separadas en espacios distintos. Le Corbusier afirmaba que a cada función urbana diferente debe corresponder un espacio distinto. Una ciudad segregada según los usos y las funciones urbanas, y caracterizada por una estricta separación entre habitar y trabajar. Los espacios residenciales deben estar separados de los espacios del empleo y las actividades económicas, eso sí deben estar conectados a través de la función circular.
De los nuevos postulados surge “un método racional” para las ciudades; se propuso una ciudad funcional, donde existiera una clara zonificación y el emplazamiento consecuentemente racionalizado en ella de las cuatro funciones colectivas. Se destaca el PLAN, la importancia de la vista, el a soleamiento y las áreas verdes; las autopistas clasificadas y los bloques regulares de edificios constituyendo una grilla. Además, se propuso un nuevo método de análisis comparado de ciudades, a través de normas de presentación y elementos similares para todos los países, la grilla CIAM.
"La ciudad... es la acción del hombre contra la naturaleza, un organismo humano que ofrece protección y trabajo".

"Las ciudades actuales -escribió- son incapaces de satisfacer las exigencias de la vida moderna... Si la gran ciudad se ahoga, el país se arruina"

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Conceptos Básicos de la Ciudad Funcional del CIAM.
1) El privilegio de la circulación vehicular; 2) La búsqueda de mejores condiciones de higiene; 3) La especialización de funciones en 4 funciones básicas de la ciudad: la vivienda, el trabajo, el ocio y la circulación.
La cultura moderna enfrenta la concepción del espacio público de la ciudad moderna con el diseño de estos espacios en la ciudad clásica. La ruptura epistemológica entre vieja y nueva civilización es también formal y, por ello, la contraposición de geometrías en el proyecto de Le Corbusier nos aparece como la imposibilidad de reunir algo que, en el arquitecto suizo, era todavía un intento desesperado: la unidad del mundo clásico representado por la regularidad de la geometría de las formas y la aleatoriedad del mundo moderno representando el repertorio pintoresco.
El Planteamiento de Le Corbusier

En la ciudad moderna de Le Corbusier no sólo hay una critica explícita a la calle tradicional o a la forma regular de los espacios públicos, sino que a la geometría que estos tienen ni se refiere a la del trazado general ni establece tampoco un sistema de analogías que interrelacione la gran escala urbana con la escala menor de los edificios, o de la ordenación de los espacios abiertos. Cada sistema formal tiene su propia lógica y una clara independencia respecto a los demás.
Así, el fenómeno de desconexión entre espacio privado y espacio público, entre arquitectura y espacio abierto, se añade la ausencia de toda condición arquitectónica, tectónica y ordenada, del espacio exterior que, en principio, se asimila al jardín à l'anglaise, a la acumulación indiscriminada de visiones ajenas a toda posible construcción cerrada. La ciudad se hace paisaje en su exterior, esto es, un nuevo género artístico que no es exactamente ni arquitectura ni pintura, sino, únicamente, una construcción figurativa, evocadora de las ideas modernas de libertad e higiene, es decir, de independencia pública y privada del cuerpo del individuo en un sistema espacial donde nada tiene que hacer, ni la visión perspectiva clásica ni la ordenación que la arquitectura podía introducir en la ciudad clásica. La ciudad empieza en sus espacios públicos, en lo que Sert llama los espacios vacíos; ahí está el corazón de la ciudad como condición de lo urbano.
No queda claro en todo el CIAM si lo que se analiza es el problema del centro y, por lo tanto y por extensión, el problema de la formalización tectónica de lo público o si, por el contrario, lo que se persigue es, ante todo, la definición de una nueva función urbana, la de la centralidad como función múltiple, acumulación de actividades e interpretación de contactos. Se reconoce que la ciudad moderna no sólo ha perdido la función de centralidad debidamente formalizada, también ha perdido aquellos elementos arquitectónicos que eran decisivos en la concepción de esta configuración central.
La nostalgia por la PLAZA se convierte desde el 8º CIAM en un tópico del diseño moderno urbano, como contrapunto a un método de diseño, el de la arquitectura del movimiento moderno, que es por completo ajeno a la construcción formalizada del espacio público. Plazas, ágoras y anfiteatros al aire libre son, desde entonces, el desesperado intento de contrarrestar, con una pieza autónoma, artificiosa y construida por separado, la tendencia inevitable a la dispersión y al aislamiento hacia el que la arquitectura moderna tiende fatalmente. Gropius introduce el control de la escala y, con ello, una evocación ideológica del viejo humanismo, a la referencia sicológica de la dimensión física del cuerpo en relación con el espacio. Desde entonces, la arquitectura moderna se esfuerza sin cesar en acomodar forma abstracta y experiencia del cuerpo en un intento de perfeccionar, por este camino, las posibilidades de adecuación entre entorno físico exterior y sus resultados perceptivos. Acaba teniendo una traducción técnica clara en el gusto por la fragmentación, la geometría compleja y la descomposición. Se plantea la aspiración a que sea desde la creación artística desde donde se asuma y resuelva la unidad pérdida de la forma del espacio público... “un lugar para el encuentro de las artes” L.C.
Idealismo romántico frente al empirismo pintoresquita acaban siendo, en Le Corbusier, los polos que definen las contradicciones de la ciudad moderna y la necesidad imposible de recomponer la unidad pérdida de la ciudad clásica. Una unidad que la arquitectura de nuestro tiempo, tanto en la forma como en los contenidos, sigue buscando desesperadamente.

Por: Dorian Hinestroza Mosquera