sábado, 16 de mayo de 2009

URBANISMO Y ARQUITECTURA

Las transformaciones que se producen en las ciudades a lo largo del siglo XIX, son una consecuencia directa del entramado histórico. Desde un punto de vista político, se mantiene y acrecienta la importancia de los edificios representativos, socialmente la ciudad decimonónica refleja una estructura de barrios diferenciados donde la calle actúa como elemento regulador, podemos hablar de grandes espacios urbanos continuados. Por otra parte la Revolución industrial provoca un crecimiento hasta entonces desconocido de las ciudades en un tiempo breve, se hace necesario superar los estrechos límites del núcleo antiguo, establecer vías rápidas de comunicación y resolver el enfrentamiento entre habitabilidad y progreso económico.

Las primeras soluciones sugeridas tienen pocos éxitos concretos, por lo que los pensadores reciben el nombre de urbanistas utópicos. Estos proyectos presentan en común dos rasgos esenciales: por una parte, son núcleos de nueva planta que proponen una nueva relación social, con uso de dependencias comunes donde cada individuo y cada actividad forman parte de un engranaje sin tensiones de producción y consumo, por otra parte recogen estructuras antiguas para usos nuevos, es axial por ejemplo que la topología del palacio barroco sirve a Fourier para diseñar su falansterio como formula de solución que marcara todo el urbanismo y arquitectura del siglo XIX.

El crecimiento urbano de las ciudades europeas y americanas se rige por dos principios opuestos: el respeto de la propiedad privada y la urgencia de un control dietética. En cuanto a número de habitantes, Londres es la ciudad más importante de Europa y quizá el modelo más típico de liberalismo donde como junto a barrios miserables, se encuentra exquisitos inmuebles rodeados de espacios verdes. Paris, al contrario es el resultado de una política autoritaria dirigida por Haussman que pretende tener la capital más bella de Europa. Ello se consigue mediante la valoración del edificio monumento y la sistemática apertura de avenidas y bulevares que cruzan la ciudad. Se trata de crear una ciudad unitaria, anexionando los pueblos y regularizando el casco antiguo. En otras ciudades se conserva inalterado el viejo centro histórico: en Viena el ensanche se establece en torno a una avenida circular y en Barcelona una retícula cruzada por diagonales enlaza hábilmente con la ciudad vieja.

ARQUITECTURA SIGLO XIX
El origen y desarrollo de la arquitectura de este siglo son inciertos.
La sensibilidad de lo pintoresco se manifiesta en la arquitectura contemporáneamente. Lo pintoresco no es un estilo sino un punto de vista, que, debemos situar en el principio de la transformación que se produce en el siglo 19 como rasgos de esta sensibilidad podemos destacar: asimetría en planta y alzado, la búsqueda de efectos sorpresivos en relación con la naturaleza y sobre todo el exotismo estilístico, la admisión de elementos formales que no proceden del lenguaje greco-latino sino que son seleccionados dentro del repertorio estilístico occidental (gótico), oriental (india, china) o de la tradición rustica local. En esta línea hay muchas construcciones realizadas en torno a 1800, especialmente importantes las de Nash.
El interés por otros estilos históricos, es, pintoresco aparecen sistematizados en un deseo de recuperarlos arqueológicamente, es el historicismo propiamente dicho.

Es evidente que la posibilidad de recuperación de un estilo pasado en un edificio es superficial. Cuando se habla de Neoarabe, Neoindio, Neochino, Neomudejar, Neorrománico, Neobizantino, neogótico o neorrenacentista suele tratarse de aspectos formales o representativos de estos estilos. Por esto al menos hasta cierto punto el termino historicismo no tiene sentido en un plano teórico. El resultado es por lo tanto ecléctico. La aparición de distintos lenguajes historicistas se entiende como una posibilidad de elección formal entre distintas alternativas y como la adaptación de una tradición constructiva a una nueva investigación sobre estilos del pasado.
De todos los historicismos el gótico tiene una importancia singular. Las primeras apariciones del siglo 18 están también dentro de la sensibilidad de lo pintoresco. En realidad el efecto pintoresco no se pierde nunca en una construcción neogótica.
Nuevas connotaciones aparecerán unidas a la recuperación del estilo gótico, en primer lugar la asociación con el nacionalismo, el gótico se identifica con un estilo internacional tanto en Alemania como en Inglaterra y Francia. En segundo lugar la asociación con la arquitectura religiosa: ello supone la recuperación del estilo gótico como expresión sincera de espiritualidad medieval resucitada. Ello determina que el gótico se convierta en una alternativa constructiva al estilo clásico, que se profundice en su estudio a lo largo del siglo.
En la segunda mitad del siglo 19 se proyectan sobre el gótico dos lecturas nuevas. Ambas parten en todo caso del purismo arqueológico. La primera de ellas podría llamarse esteticista, y Ruskin es su principal defensor la segunda lectura que se hace sobre el gótico es la de tipo técnico-estructural. Pero quien mas contribuye a conectar la problemática constructiva del gótico fue Violeta-le-Duch.
Paralelamente a este interés por las formas del gótico y a los distintos lenguajes clasicistas contribuyen a configurar una variante del eclecticismo que a veces se identifica por su carácter oficial, con el nombre de los gobernantes de cada país (Napoleón III, Victoria I e Isabel II).
La clave del eclecticismo decimonónico reside en aceptar que una obra arquitectónica es la síntesis de elementos formales previamente codificados.
En la historia de la arquitectura del siglo 19 aparecen también las consecuencias directas de la revolución industrial: la renovación de los métodos de construcción debido a la aparición de materiales nuevos y la necesidad de la respuesta espacial a necesidades que antes no existían.
La utilización de piezas de hierro es un fenómeno que se viene dando desde antiguo, pero no es hasta la producción generalizada de hierro colado cuando su uso se difunde, atendiendo a las ventajas que presenta (incombustibilidad, resistencia, plasticidad). Construcciones utilitarias como puentes son las primeras en las que el hierro sustituye completamente y sin tapar la mampostería, pero tales obras no eran mas que soluciones ingenieriles practicas frente a las grandes obras de los arquitectos.

Hasta el segundo tercio del siglo no empiezan a aparecer de manera generalizada espacios habitables enteramente sostenidos por piezas de hierro. Se trata sobre todo de mercados, marquesinas de estaciones de ferrocarril e invernaderos, que dan respuesta a unas necesidades concretas.
La formulación de una estética del hierro, se detecta a partir de los años centrales del siglo 19. La estética del hierro se basa en la posibilidad de elevar finísimas columnas metálicas y manejar plásticamente las cubiertas. El edificio se convierte axial en un espacio libre. Las exposiciones universales marcaron el gusto del siglo como ejemplo tenemos la torre Eiffel, en un afán de crear cada vez espacios más amplios y estructuras más altas.



Por: Viviana Castro Gallego

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