sábado, 13 de junio de 2009

La Ciudad y el espacio disociado

Por: Carolina Ruiz Restrepo

El espacio público de las ciudades se encuentra en crisis. Los elementos simbólicos de los espacios públicos que las ciudades construyeron en el pasado hoy ya no sirven para representar los flujos que circulan por ellas. Este progresivo debilitamiento del espacio público obedece, por un lado, al debilitamiento de lo político (la polis) y, por otro, al hecho de que el propio proyecto de convivencia esté atravesando una profunda crisis. Al respecto, François Barré afirmó: “Lo público ya no puede reducirse a los lugares tradicionales, como los casos antiguos de las ciudades o la zonas céntricas, porque dicho espacio solo representa el 10% de la ciudad”. Y agregó que esta crisis se debe principalmente al modelo individualista y, por consiguiente, al hecho de que el 90% de la población ya no vivía en el centro de las ciudades, lo que se traduce en una pérdida de relaciones cotidianas, además de reflejarse en la arquitectura y en la privatización del espacio público.
Las relaciones que se establecen entre los sujetos y los objetos de una ciudad son fundamentales; el problema es que actualmente no suelen darse tales relaciones. Para entender este fenómeno, hay que comprender el cambio de escala que han sufrido las sociedades. Hoy en día, los individuos son plurales, pertenecen a distintos lugares y se desplazan por espacios reales y virtuales distintos. La dicotomía privado-público, individual-colectivo, interior-exterior ha quedado desplazada. Se deberá realizar una arquitectura de la movilidad que desempeñe un papel esencial en este aspecto, ya que los ciudadanos se ven involucrados en un flujo constante y múltiple. La ciudad debe construirse en un mecanismo de articulación de los distintos medios, y la arquitectura debe actuar a modo de interfaz.
La arquitectura y el urbanismo deben ser respetuosos en lo que se refiere a la ocupación del espacio público, la sostenibilidad medioambiental y las distintas culturas, siendo ello un factor diferencial de cada ciudad.
En esta nueva forma de espacio colectivo, la intermodalidad desempeña un papel fundamental. Las ciudades deben facilitar la conexión a través de distintos medios de transporte. Joan Busquets afirmó que, para conseguirlo, por un lado hay que eliminar las vías rápidas de la trama urbana por medio de rondas, de modo que las autopistas se conecten fuera de la ciudad y se deje el espacio público al nivel urbano y el transporte rápido a otros niveles. Por otro lado, se debe aumentar la red de transportes públicos, tanto en los centros como, muy especialmente, en las zonas periféricas. “La cultura urbana debe pasar por encima de la cultura del automóvil”.

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