Para la mayoría de nosotros el paisaje se ha cristalizado en una imagen campestre, bucólica, tantas veces expuesta en anuncios publicitarios, y experimentada en lugares como parques urbanos, plazas, malls y grandes tiendas.
¿Qué ocurriría si todos los sitios eriazos, todos los espacios industriales abandonados y todo el territorio que no estamos acostumbrados a considerar como paisaje fueran incorporados en nuestro disco duro interno como parte de éste? ¿Que ocurriría si comenzáramos a considerar que lo que ocurre puertas afuera de nuestras casas es también parte de nuestro paisaje? ¿Cómo podríamos intervenirlo, mantenerlo y apreciarlo?
Tomado del blog ESPACIOS INTERMEDIOS- www.espaciosintermedios.com
Enviado por: Ana Carolina Carrasquilla Aleman
domingo, 12 de abril de 2009
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